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Las hijas gemelas de Joaquín A. Guzmán Loera “El Chapo”, son el motor, la fuerza y tenacidad que mueve a este personaje internacional. El amor hacia ellas y su deseo por tenerlas cerca es el lado humano y amoroso que lo lleva a romper con todo tipo de barreras; la noticia de su fuga llenó este domingo todos los espacios informativos de los medios de comunicación electrónicos y convencionales, pero nadie puede recriminarle su deseo de querer tenerlas en sus brazos y de volver a mirarlas a los ojos; y no creo que tarde mucho, si no es que ya lo hizo.

La forma en la que presume el Gobierno Federal, escapó, Guzmán Loera, no es nada descabellada, la construcción de túneles es y ha sido su especialidad, tanto para contrabandear como para escapar y lo había hecho antes. Lo malo del asunto es que su construcción maestra, enterró el único gallardete de seguridad de gran valor que tenía el peñismo; su escapatoria ingenieril, paso por destruir lo mucho que el titular de la Secretaria de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, había construido y con esto se tambalean otros proyectos políticos en todo México, aspiraciones de personajes que pretenden jugar en el próximo proceso local de 2016 en donde por cierto Tamaulipas, elegirá Gobernador, renovará su Congreso Local y cambiara las 43 presidencias municipales; aquí puede haber alguna carta que se quede en el camino si la noticia no toma otro giro.

Además de todo, sin que sea una justificación de lo acontecido, según datos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, entre el 70 y 80 por ciento de los Penales en México, tienen auto gobierno o cogobierno, convirtiéndolos en centro de operaciones para los grupos delincuenciales, un tema que no ha sido atacado a conciencia por la Comisión Nacional de Seguridad (CNS), tan solo del Centro de Ejecuciones de Sanciones (Cedes) de Altamira en la zona costera de Tamaulipas, salen el 50 por ciento de las llamadas telefónicas de extorsiones a todo el país, siendo este un asunto grave de inseguridad con nula voluntad para solucionarlo.

Por lo tanto, nos quedamos con las ganas de escuchar a Osorio Chong y solo resta seguir haciendo lo que a cada quien nos corresponde, además de reclamarle menos a la Selección Nacional de futbol y exigirle más a nuestros gobernantes.

 

 

 

Opinión

Omisión mortal

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La desgracia ocurrida en la Iglesia de la “Santa Cruz” cobró la vida de 11 personas y existe el alto riesgo de que por la gravedad de las heridas una más muera en las próximas horas. La situación aplastó a la autoridad, las instituciones del Estado Mexicano también quedaron entre los escombros, y por consiguiente, incluida la Diócesis de Tampico que aferrada a la fe le da vuelta al asunto.

Sus centros religiosos no tienen Seguro de Responsabilidad Civil, tampoco estudios estructurales que validen las condiciones de su infraestructura, y mucho menos un brigada de Protección Civil que reaccione ante una emergencia como la ocurrida; así, ante un vacío de autoridad la buena voluntad de la sociedad civil se convierte en un desorden total, pero la culpa no es de los voluntarios, es de la nula autoridad, liderazgo y mando en tiempos de crisis.

El Centro de Mando instalado para atender la desgracia no duró ni 24 horas, enterado, ellos son los expertos, sin embargo, después de todo el desfile de personalidades políticas al único que se le vio al pendiente este lunes fue al alcalde Adrián Oseguera Kernion cuando el domingo ahí mismo estuvieron todos merodeando y queriendo aprovechar las fotos, pero el lunes, ya, el desaire y la inestabilidad generalizada.

¡Ah!, ¡pero eso sí!, no hay responsables, tampoco los habrá, usted sabe que le digo la nauseabunda verdad.

Le explico que por ley (de Protección Civil), y reglamento, todo bien inmueble que concentre gente deberá contar con un programa interno de protección realizado por un consultor acreditado y corresponsable, este se encargará de realizar todos los estudios de factibilidad del inmueble.

Es correcto, usted le dio en el punto, le corresponde a las autoridades de PC verificar el cumplimiento y la seguridad de los mismos.

Bueno ya, sin tanto choro…, eso que sucedió se llama omisión.

En la intimidad… Ayer la Iglesia, ¿y mañana? Hay información privilegiada y sensible que confirma un socavón debajo de la calle Emilio Carranza del Centro de Ciudad Madero, fue detectado hace varios años y por eso mismo cerraron la calle, pero ahora más que nunca hay que prestar atención, que el litigio entre  Gobierno Municipal y la empresa MCVA Concesiones S.A de C.V por la concesión y derecho de la Plaza “Isauro Alfaro”, no sea pretexto. 

Atentos todos con esos cargos en las oficinas de Protección Civil, no son para cualquiera.

Por cierto, el que regresó a Tamaulipas fue Roberto Chávez Ortega, dicen que ocupará la Coordinación Regional de PC en lugar de Romel Faustino Martínez Flores, quien ya tiene un pie en la Secretaría de Bienestar Social con Armando Martínez Manríquez.

A todo esto, los que se volaron la barda fueron los hermanos del norte de Veracruz que llegaron con todo para ayudar en la desgracia.

El doctor Gerardo Ibarra Franco y un grupo la Fundación Equipo Cachitas, se trasladó hasta Ciudad Madero para dotar de más insumos médicos a las personas lesionadas por el derrumbe de la iglesia de la Santa Cruz.

El médico mencionó que la finalidad es coadyuvar con la fundación de Adrián Domínguez Rangel, para ayudar a los afectados en el terrible accidente, y agregó que se llevó material médico al Hospital IMSS-Bienestar de Tampico “Carlos Canseco”.

Estos voluntarios confían en el trabajo de Adrián Domínguez Rangel y su Fundación Equipo Cachitas, por eso fue posible hacer llegar todo el apoyo a los afectados por el desplome.

El material quirúrgico fue entregado directamente al titular del Hospital «Carlos Canseco», Dr. Joaquín Juárez Durán.

davidcastellanost@hotmail.com
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Opinión

El accidente de la Santa Cruz no permite omisiones  

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La calle Michoacán divide las colonias Los Mangos y la Unidad Nacional en Ciudad Madero, una frontera que cruzaba infinidad de veces al día, la primera ocasión era para encaminar mis pasos sobre la calle Colima con destino a la primaria Serapio Venegas.

En el cruce con la calle Nayarit la decisión era o seguir derecho hasta la Nuevo León o dar vuelta a la izquierda en la Nayarit. Pasar frente a la parroquia de la Santa Cruz era un paso obligado antes de llegar al salón de clases.

A finales de los años 70s o principios de los 80s, como mejor convenga, las instalaciones de la iglesia eran más modestas, sin embargo formaban parte del proyecto desarrollado por el exlíder petrolero, Joaquín Hernández Galicia, La Quina, quien en los años 60 tuvo la visión de construir toda una colonia: la Unidad Nacional.

En esos años y ante la falta de alternativas comerciales, al paso del tiempo sabría el motivo, únicamente existía la tienda de consumo, como en otras colonias de Tampico y Ciudad Madero, caminando o en bicicleta se llegaba a comprar algo que faltaba en casa.

También era indispensable transitar por el templo, en ocasiones, principalmente los fines de semana, se podía ver llegar a una quinceañera o a unos felices novios, así como a sus invitados, todos contentos por rendir culto a Dios, siendo recibidos por el padre Gómez.

Seguramente así estaban las personas que quedaron atrapadas bajo la losa desplomada del recinto católico, alegres por estar en comunión con el creador.

Es necesario hacer un reconocimiento al ejemplo de la solidaridad mostrada por la ciudadanía, invaluable su apoyo en momentos tan complicados.

Después de los fallecidos, lesionados, el dolor de las familias y del quiebre que ha sufrido la sociedad de la zona sur. ¿Qué sigue?.

Sigue hacer una exhaustiva investigación por parte de las autoridades federales, también a nivel estatal, verificar permisos de construcción, a la constructora misma, estudios técnicos, que cada quien asuma su responsabilidad.

Es cuestión de horas en que los funcionarios oficiosos salgan a declarar: “Se van a verificar cornisas y las estructuras de..”, nunca faltan.

Es necesario aplicar la justicia principalmente para quienes quedaron marcados de por vida. La omisión es un delito serio que esperamos nadie cometa

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Opinión

Se vino abajo el techo de la iglesia

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1.- Se registró la desgracia

2.- Quedamos evidenciados

3.- ¿y los simulacros para qué sirven cada año?

4.- Gobernador Américo Villarreal Anaya; alcalde Adrián Oseguera Kernion, por favor, sin piedad ustedes atestiguaron todo.

5.- El Obispo debe hablar, ser claro, sí, la Fe ante todo pero la vida no es un juego; hay responsables y la Diócesis sabe dónde puede comenzar la Fiscalía General de Justicia del Estado.

6.- Último no menos importante. Gracias a todas las manos que llegaron para ayudar, a todos los que enviaron un algo con la esperanza de que el dolor para este lunes no fuera tan hondo.

Amén… y en paz descansen. 

davidcastellanost@hotmail.com
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Opinión

Eso que no entendemos y nos cuesta expresar

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Por: Zaira Rosas
zairosas.22@gmail.com

“No sé cómo mostrar dónde me duele” es el nuevo título de la autora Amalia Andrade, quien es mundialmente reconocida por su obra: “Uno siempre cambia al amor de su vida, (por otro amor o por otra vida”. Amalia explora a profundidad los sentimientos y emociones que se generan a lo largo de la vida, en su primera obra aborda el amor y el desamor, qué sentimos con ello, pero ahora llega con un título más personal y profundo donde evidencia que ni siquiera sabemos la diferencia entre emociones y sentimientos.

No sabemos hablar de estos temas porque no los entendemos, porque durante años los hemos minimizado o ignorado, hemos resumido la palabra inteligencia a la comprensión matemática y la capacidad de lecto escritura y aunque recién intentamos abordar la inteligencia emocional sigue siendo un tema menor en las instituciones y espacios públicos. Por otro lado, hemos limitado el concepto de salud a un bienestar físico y aunque poco a poco comenzamos a estudiar el efecto emocional sobre nuestro cuerpo, aún queda mucho camino pendiente.

Prueba de nuestro escaso conocimiento del tema es que fue hasta 2021 que el INEGI realizó la primera Encuesta de Bienestar Autorreportado (EMBIARE), donde se obtuvieron diversos datos que buscan reportar cómo influyen aspectos de la vida personal, familiar y laboral en la vida adulta. No es casualidad que entre las Entidades que hablan de un mejor balance anímico destaquen aquellas con un mayor desarrollo y calidad de vida como Colima, Sonora y Quintana Roo, en cambio las que reportan un menor balance están Oaxaca, Puebla y Tabasco.

En esta Encuesta también se habla de ansiedad, ese término que recién escuchamos indiscriminadamente, pero seguimos sin poder explicar, eso que no entendemos de inmediato queremos nombrarle, pero la realidad es que poner nombre a lo que sentimos es de las tareas más complicadas, de ahí la necesidad de comenzar a explicar en un lenguaje más sencillo a nuevas generaciones ¿Qué entendemos por sentimientos y emociones?

El EMBIARE reportó en 2021 que el 50.6 por ciento de la población encuestada tiene síntomas de ansiedad, de este porcentaje el 19.3% fue de ansiedad severa y el resto de 31.3 % reveló síntomas de ansiedad mínima o en algún grado. Un estudio similar se realizó con estudiantes de Ciencias de la Salud de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, donde los resultados resultan estremecedores: 79.2% de la población tiene incidencia de trastornos de ansiedad.

En este último espacio el género que presenta mayor ansiedad son los hombres, sin embargo, de acuerdo a números del INEGI si hablamos de depresión son más las mujeres que reportan esta condición. Lo anterior también va ligado a los índices de suicidio mismo que han aumentado con el paso de los años a nivel mundial. Incluso la OMS considera que la depresión es un trastorno mental común que afecta al 5% de la población mundial y que puede alterar las actividades cotidianas de las personas.

En medio de estos contextos resulta no solo necesario sino también urgente, saber entender cada uno de los estados por los que transitamos ante diversas situaciones, acudir a redes de apoyo cercanas, pero también profesionales, comprender que cada emoción llegó a decirnos algo de nuestro ser e incluso identificar a través de ellas cuando las cosas no van bien. Si aún no podemos nombrarlas con claridad un buen acercamiento para comenzar a profundizar en el
tema es la obra de Amalia Andrade, que, si bien algunas librerías la destinan a un público adolescente, puede ser la bibliografía adecuada para edades incluso más avanzadas.

Así la próxima vez que hablemos o escuchemos de este tema, ya podremos responder con claridad la pregunta. ¿Qué sientes y dónde te duele?

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