Opinión

El Filósofo de Güémez / ¡No a resolver los tuyos abrón!

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Alfonso Zermeño Infante, Linda y Miguel García Maldonado me envían una espléndida reflexión: “Durante la Segunda Guerra Mundial, el general Eisenhower visitaría a sus tropas en Ruanda. El gobernador del territorio que Eisenhower visitaría, pensó que sería un buen gesto, que todas las mujeres se alinearan al borde del camino para saludar al General, cuando pasara en su camioneta.

Pero había un problema: las nativas no usaban ropa, a veces se ponían simplemente un collar y, de vez en cuando, un pequeño cinturón de cuero. El gobernador pensó que era inaceptable presentarle a las mujeres en semejante desfachatez a Eisenhower. Por lo que llamó al jefe de la tribu y le expuso su apurada situación.

–– No se preocupe –le dijo el jefe de la tribu.

Acordaron entonces que si el gobernador le proporcionaba blusas y faldas, él se encargaría de que las mujeres se vistieran durante tan trascendental acontecimiento. El gobernador logró conseguir las prendas a tiempo. Sin embargo, el día de la importante visita, pocos minutos antes de que llegara el General, el gobernador se enteró de que las nativas se habían puesto las faldas, pero, por razones de estética muy suyas, no quisieron usar las blusas.

Por lo que las mujeres estaban ya situadas a ambos lados de la carretera, solamente con las faldas como prenda. El gobernador se preocupó de la forma como el General podría interpretar el recibimiento, por lo que llamó al jefe de la tribu, éste le aseguró que había hablado con ellas y que habían accedido a cubrirse el pecho cuando el general pasara.

–– ¿Estás seguro? –preguntó molestó el gobernador.

–– Absolutamente –contestó el jefe de la tribu.

El estupor del general Eisenhower no fue poco, cuando, al ir pasando en su camioneta, advertía como todas las mujeres, graciosamente, utilizaban la parte frontal de la falda… para cubrirse el pecho.”

La moraleja es formidable, los seres humanos tenemos valores diferentes, ahí radica la trascendencia educativa, el aliento vital, los valores y los principios sociales, que nos dan identidad cultural. Lo que para una sociedad es normal y bueno, para otra puede ser obsceno y grosero.

No hay mejores o peores valores, ¡hay valores!, que son un núcleo inmutable del grupo social, que no están alineados con el poder o el dinero, están, sí, mucho más allá y por encima de las cosas materiales, vinculados con lo mejor de la tradición cultural de un grupo.

En el camino de la vida, es fundamentalmente el código de valores, los que definen quienes somos, los que te proveen de una clara perspectiva del rompecabezas de la civilización.

El ser humano encuentra un placer en respetar los valores, pues son la piedra angular del derecho y la justicia, están vinculados íntimamente con un estado de conciencia que cultiva el honor, la autenticidad, la honestidad, la pluralidad, la gratitud, etc. para ser fieles a la tradición cultural y no extraviarse a sí mismo.

Un grupo social se estanca, o trasciende y trasluce su temple y carácter… por sus valores; es la práctica cotidiana, el íntimo contacto con ellos, lo que hace que disfrutemos la magia de cada cultura.

Los valores perduran en el colectivo social, le dan sentido de pertenencia y permanencia al grupo, que reconoce que ellos son el impulso superior de un pueblo y están enraizados en la fuerza moral del colectivo social.

Son los valores adquiridos por el ejemplo de mi Madre, los que diariamente me recuerdan que en la vida todo es enseñanza, que me lleva a no envidiar nada, ni criticar a nadie, sería como desperdiciar el honor de vivir; sino a luchar con pasión, trabajar con empeño, amar la vida, agradecer el milagro del nuevo día con una sonrisa.

El sentido del humor es un bien, te proporciona control sobre tu vida, saca lo mejor de ti. Resulta que Simpliano, –vecino del Filósofo– se recibe como psicoterapeuta, el mismo día que atropellan al ‘Poponini’ el perro fiel del campesino de allá mesmo, que a partir de entonces entra en un duelo profundo, los amigos le convencen para que vaya a una consulta con éste pa’ que lo ayude a superar su dolor.

–– Simpliano, vengo hasta tu consultorio a verte, fíjate que atropellaron a mi perro y…

–– ¡Qué bueno que vienes Filósofo!, me acabo de graduar y necesito que me prestes $10 mil pesos.

–– ¡Huuummm! vengo a que me resuelvas un problema… ¡NO A RESOLVER LOS TUYOS ‘ABRÓN!

Xalapa Ver.- Interesante Taller sobre “Desarrollo Humano” impartió nuestro colaborador el Dr. Ramón Durón Ruiz, a funcionarios y empleados del Municipio de Xalapa, a invitación del Presidente Municipal Américo Zúñiga Martínez. Durón Ruiz, invitó a los asistentes a trabajar en equipo, para que forjen una Historia de éxito en cada una de las tareas del Ayuntamiento.

filosofo2006@prodigy.net.mx

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