“Pirro, rey de Epiro, cierto día fue abordado por su amigo Cineas, mismo que le preguntó:
––Tú, el gran soldado triunfador, ¿qué harías después de conquistar Roma?
––Sicilia es mi siguiente objetivo –respondió Pirro–, me será demasiado fácil tomarla.
–– ¿Y después de tomar Sicilia?
–– Entonces, pasaré a África y saquearé Cartago.
–– ¿Y después de Cartago?
–– Le llegará su turno a Grecia, a la que despedazare.
–– ¿Y cuál, mi rey, será el fruto después de muchos años de guerras de todas tus conquistas?
–– Una vez realizadas –respondió Pirro–, me sentaré a divertirme.”1
Lo anterior lo traigo a colación porque hace pocos días platique con un amigo burócrata, me dijo que tiene 54 años de trabajar en gobierno; Trabajaré cuatro años más y me jubilaré, para después gozar mi vida unos cuatro años e inmediatamente morir tranquilamente.
Me quedé sorprendido, su historia es similar a la del rey Pirro, no entendieron que la bondad de la vida es para vivirla y gozarla diariamente, como una oportunidad única para caminar hacia la expresión diaria de nuestra perfección.
El secreto de la vida para este Filósofo está en:
- Vivir el HOY como si fuese el último día de mi existencia, la mayor conquista está en mi felicidad, porque ésta es un estado mental que plenifica mi vida, ningún oro o poder me la puede dar, ningún ser humano me la puede quitar, a menos que yo sea lo suficientemente débil para desprenderme de ella.
- Diariamente me levanto alegrándome por el milagro del nuevo amanecer, elevando mis oraciones y brazos en señal de agradecimiento por el HOY, disfrutando hasta el último instante, eso es la vida… sólo un instante.
- He aprendido a gozar la alegría que llega, olvidar la pena que se va, para todo hombre el bien y el mal, la alegría y la tristeza son iguales, porque todo lo que comienza debe finalmente acabar.
- Viviré el HOY a plenitud, sin anhelar lo que no ha sucedido, ni amargarme pensando en lo que está por venir, mucho menos lamentando el día o la oportunidad que se fue, no me torturo con los fantasmas del pasado o el miedo al porvenir, me libero de todo; porque yo nací para una sola razón… ser feliz.
- Más allá de los confines de la tierra, donde la noche termina y el día empieza, donde se divorcian horizonte e infinito, una voz del cielo me susurró: el cielo y el infierno están dentro de ti.
- HOY aprenderé gozar cada instante, es la mejor manera de vivir, hacer mi trabajo lo mejor posible en el HOY, me coloca en el mejor lugar para el mañana; Sé que no tengo la posibilidad de saber cómo o cuándo moriré, pero sí cómo viviré mi HOY y éste será con la plenitud del sol.
- Haré de mi HOY lo mejor de mi vida, trabajaré con más ahínco, haré que cada instante sea más fructífero y fecundo que las horas del ayer, lo viviré como si fuese el último de mi vida, y si no lo es, me arrodillaré y daré gracias a mi Padre Dios por el milagro del nuevo amanecer.
Lo de disfrutar la vida y sonreír a pesar de las adversidades, me recuerda a Diván, el viejo tahonero de Güémez que llega a casa cómo “el jibarito”, -lleno de contento- su mujer al verlo así, le pregunta:
–– ¡Viejo!… ¿De dónde vienes?
–– De con el Dr. Roldán.
–– ¿Y qué te dijo? –pregunta intrigada la mujer.
–– Ques que, ¡tengo una “sonrisa simpática, y soy feliz”!
–– A ver, a ver, préstame la receta. Después de leerla exclama:
–– ¡Lee bien ‘abrón!, aquí dice que tienes: ¡¡¡Cirrosis hepática y sífilis!!!
1 http://www.gnosismexico.com/cantodelarana-pre.swf
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