Es una pena que los candidatos, en general, y en particular, quienes están compitiendo en esta elección federal del próximo 7 de junio, no tengan la sensibilidad e inteligencia, para enfrentar los debates que son confrontaciones ideológicas, llevadas a veces al clímax en confrontaciones personales, pero que son necesarias para que los ciudadanos conozcamos de fondo quien es quien. De otra manera, nunca acabaremos de conocer a quienes nos gobiernan.
Pero creo que el detalle es ir más allá de los propios debates como un simple ejercicio de generosidad de los actores políticos, para convertirlos en un real ejercicio de comunicación con la sociedad. Deberían ser los debates obligatorios por Ley. Insisto, no como espectáculos de circo, pero si como una obligación moral de quienes aspiran a gobernarnos, para poder conocerlos mejor, saber cómo piensan y hacia dónde quieren llevar el país.
Los ciudadanos ya no queremos encontrarnos con personajes que en campaña son unos y en ejercicio del poder son otros, cambian y no cumplen lo que ofrecieron. Nombres hay y muchos. Pero lo que realmente le sirve al país es un ejercicio de congruencia política e ideológica. Y un debate permite dar aunque sea una pequeña luz. O ¿no le parece extraño que en estas elecciones anden buscando llegar a la máxima tribuna del país, donde los debates son el pan nuestro de cada día y hay quienes no le quieren entrar a hacerlo en campaña?
Los pretextos son lo de menos. Qué si quiere debatir para quitarme puntos, que si voy ganando y no le voy a hacer el caldo gordo al otro, que sime presento me van a aplastar. Insisto, los debates deben ser encuentros ordenados por la Ley Electoral. Así de sencillo y mínimo tres a lo largo de la campaña. ¿Queremos entrarle a la democracia? Pues que vaya pero con todo.
Por cierto, al término de la elección, de acuerdo con observadores y analistas, el punto toral será la legitimación de los ganadores. Es altamente probable que muchos de los 300 distritos electorales federales se ganen o pierdan por casi nada, lo que va a generar acusaciones entre todos los actores políticos. Y entonces, se va a judicializar la elección. Lo deseable sería que no, pero así va a suceder. Por eso ese periodo postelectoral será importantísimo para los partidos y candidatos. Y ahí si, podría haber sorpresas. Podría haber ganadores en la mesa que resultaron perdedores en la elección. Ya no falta mucho para el proceso.
Nosotros, los ciudadanos, lo que tendremos que hacer ese día es votar, analizar propuestas y perfiles y votar, aunque el problema de casi todos los candidatos es el mismo. Ofrecen el oro y el moro pero no dicen el cómo.
Y ese es el sustento y el reto de las propuestas: ¿cómo los diputados van a cumplir sus ofrecimientos cuando lleguen a San Lázaro? ¿Cómo podrían subir los salarios sin lograr la mayoría? ¿Cómo podrían bajar los impuestos? Lo importante no es la propuesta sino el cómo van a lograrlo, porque creo que todos los ciudadanos de promesas estamos francamente cansados.
1. Alguien debería investigar al ex alcalde de Jaumave, José Gudiño Cardiel, quien a bordo de un vehículo oficial recorre las carreteras del estado rebasando y por mucho los límites de velocidad, pudiendo estar en riesgo él mismo y poniendo en alto riesgo a los demás manejadores, de sufrir un fuerte accidente. ¿Estará por ahí la Contralora del Estado? Platiquen con él, es buen muchacho, pero muy rebelde.
2. Alfonso de León Perales ha anunciado que dejará de pertenecer al partido Naranja y se dice que regresará al PAN, como parte de una negociación para lo que vendrá en el 2016. Tómelo Usted querido lector como una circunstancia más de aquí al relevo sexenal, pero las estrellas empiezan a alinearse para lo que vendrá el próximo año.
3.A todos los maestros, a los verdaderos maestros y maestras de México, en su día, muchas felicidades y sigan haciendo de su vocación un apostolado. Lo necesitamos.
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