Mahatma Gandhi afirmó: “El espíritu de la democracia, no es una cosa mecánica, que sea ajustado por la abolición de las formas. Se requiere un cambio de corazón.” Para éste Filósofo, ese cambio de corazón, en las democracias modernas, gira en torno a 5 ejes rectores: 1.- Acuerdo y Reconciliación Nacional; 2.- Transparencia; 3.- Educación de calidad; 4.- Productividad y 5.- Participación Ciudadana.
La participación ciudadana, es fundamental para la cohesión en el colectivo social, en mucho para construir un andamiaje que de confianza en las autoridades, porque se comparte la toma de decisiones, en la que los ciudadanos son copartícipes y se preocupen –al igual que la autoridad– por el bien común.
En nuestra excepcional transición democrática, la participación ciudadana, es un derecho no reclamado, que abre nuevos horizontes para una eficiente gobernanza, para la transparencia gubernamental, para la rendición de cuentas; ayuda a la simetría entre Gobierno y ciudadanos, al generar redes de cooperación, hace de la ciudad un hogar público, habitable, vivo, atractivo, seguro y cívicamente saludable.
En nuestra transición democrática, para que en el desarrollo de sus tareas, los tres órdenes de gobierno tengan viabilidad y una administración eficiente, dos requisitos son básicos: 1.- Que en el ejercicio del poder no representen a un partido, y 2.- Que tengan el oficio político de hacer un ejercicio, que revolucione a nuestra democracia.
Un ejercicio incluyente que haciendo a un lado el autoritarismo, se dé tiempo para promover e impulsar una rica participación ciudadana, que enriquezca nuestra pluralidad política y haga confiable nuestro modelo democrático.
La magia de la participación ciudadana, es un ejercicio puntal que “democratiza nuestra democracia”, pues sustenta el ejercicio de gobierno en una legitimidad íntimamente vinculada a la sociedad civil, pasando de un viejo ejercicio político-patriarcal, al enriquecimiento de instituciones que la pluralidad demanda, alejando a los gobiernos de la incapacidad para responder a los reclamos sociales y de vínculos a la corrupción.
HOY, democracia es pluralidad y la pluralidad, exige la promoción de un Pacto Social, que promueva la participación ciudadana, en donde gobierno y ciudadanos, rompan viejos paradigmas políticos, para que se enriquezca y haga funcional nuestra transición democrática, para que nuestros “políticos no se desgañiten con el teatro vacío” y se favorezcan los acuerdos… y los resultados.
Los tiempos modernos reclaman la promoción de la participación ciudadana, para fortalecer nuestras instituciones nacionales, para romper con viejos paradigmas políticos, que han hecho que exista un descrédito de los partidos en la alternancia.
La participación ciudadana es un viraje, una mudanza, un vuelco que en la pluralidad inevitablemente rinde frutos y genera un sano equilibrio, restaura la confianza del ciudadano en la autoridad.
Tal es el caso de la historia de éxito que edifica Javier Villacaña Jiménez, Presidente Municipal de Oaxaca de Juárez, al haber impulsado al Consejo de Colaboración Municipal, encabezado por Claudio Ruiz Solana, prestigiado empresario oaxaqueño.
Unido a la historia que Oaxaca de Juárez compendia, con su inagotable y exquisita gastronomía, su sabiduría popular, con el arte que corre por sus venas, HOY, Javier Villacaña, lleva a cabo una Administración Municipal cercana a la gente, sensible, incluyente, con cinco ejes principales: 1.- Oaxaca con gobernanza; 2.- Oaxaca incluyente y con justicia social; 3.- Oaxaca competitiva; 4.- Oaxaca con proyección en el mundo y 5.- Oaxaca institucional y eficiente.
Su modelo de participación ciudadana –es digno de encomio–, actualmente, a través del Consejo de Colaboración Municipal, construye en plena transición democrática una Historia de Éxito digna de ser aplicada en los más de 2,450 municipios del país.
Concluyo con ese humor pleno de ingenuidad provinciana, que el Filósofo posee cuando afirma:
“Todo objeto que se introduce en el agua… ¡TIENDE A MOJARSE!
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