En noviembre de 1989 después de casi tres décadas, finalmente fue destruido el “muro de Berlín”. La construcción de hormigón fue el símbolo de una división ideológica, económica; hacia el occidente el neoliberalismo y del lado contrario el socialismo.
Dos años después, en diciembre de 1991, Mijaíl Gorbachov anunció la desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y nacería la República Federal Rusa.
Previo a la disolución, el presidente Fidel Castro criticó el abandono de la isla por parte de la URSS, sin embargo, aseguraba que se defenderían pese a estar rodeados de un mar de capitalismo; Castro expresó lo anterior en octubre del mismo año en un congreso del Partido Comunista Cubano (PCC).
Entre la caída del muro y de la URSS, en 1990 surgió el Foro de Sao Paulo, bautizado así porque fue en esa ciudad del territorio brasileño donde se reunieron por primera ocasión los partidos políticos y organizaciones de tendencia socialista en Latinoamérica, bueno, dicen que los del PCC no asistieron.
Hugo Chávez y Nicolás Maduro, en Venezuela; Daniel Ortega, en Nicaragua, han sido los hijos del Foro de Sao Paulo, amantes de la dictadura; en contra parte están “los otros”, un poco más respetuosos de la democracia como los brasileños: Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff; ya el ecuatoriano Rafael Correa y el amigo de México Evo Morales, de Bolivia, son más afines al socialismo sin democracia plural, como los venezolanos.
Y claro, también está el presidente de la República Mexicana, Andrés Manuel López Obrador, otro logro político del Foro de Sao Paulo; AMLO es considerado el nuevo muro bolivariano y socialista contra el neoliberalismo, aunque el tabasqueño no es del todo claro con sus intenciones, una mañanera se comporta como si fuera una réplica de Chávez y Maduro, otra mañanera camina y se expresa más digerible, como guardando una sana distancia con el cacicazgo que pregonan estos venezolanos, pero la verdad, no se sabe qué pretende Andrés Manuel, lo que sí, es que los mexicanos deben estar atentos y ver menos TikTok, ya ve que para mantenerse en el poder no importa si ayer fueron del PRI o del PAN, y tampoco si el esposo, la esposa o el hijo ya con Morena están, heredar el poder gubernamental es la meta final.
En la intimidad… El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) declaró la validez del resultado electoral emitido por el Consejo Distrital del INE de Tampico, ratificando a la fórmula del Partido Acción Nacional (PAN) como ganadora en una decisión inatacable. ¡Ay dolor! Por cierto, aguas con la ridícula de Margarita Zavala de Calderón, no sea que se declare independiente.
TAMPICO.- Usted, originario de esta ciudad, dice que Tampico significa lugar de perros de agua o lugar de nutrias. Bueno, pues, está equivocado.
La traducción exacta es lugar de perros, pero canes o individuos del canis lupus familiaris. Esta es la toponimia correcta.
Lo sabían los fundadores cuando establecieron la ciudad en 1823. Poco después lo plasmaron en el escudo de armas que aprobó el Congreso del Estado en 1828.
Pie de foto Escudo de Armas en la Sala de Cabildo de Tampico
Dos perritos miran desde la orilla el paso de un lanchero; son canes, no nutrias. Sus patas y su cola son largas; sus cuellos se estiran como buenos sabuesos para olisquear el aire.
Pero, el 27 de marzo de 1973, los desaparecieron. Dejaron en su lugar un par de nutrias, ya que un comerciante, Joaquín F. Cícero, sin conocimiento de la lengua tének, juzgó que estos animales eran mejores que los perros, y exigió el cambio.
Solo el cronista Antonio Martínez Leal denunció el atropello a las raíces de la ciudad. El sector empresarial no dijo nada.
Tampico, literalmente, está formado por dos palabras huastecas: tam, lugar de, y piko, perro, el cánido terrestre.
Hoy, Aurelio Regalado Hernández, actual cronista del puerto, propone la restitución de la toponimia clásica (y verdadera) de Tampico: lugar de perros y nada más, sin nutrias, castores ni otros acuáticos.
Pie de foto Escudo de Armas en el acceso principal de Placio Municipal de Tampico
Para los escépticos, Regalado seleccionó algunos libros que prueban este significado, como el Vocabulario huasteco del estado de SLP, de 1977, escrito por Ramón Lanser; Noticia de la Lengua Huasteca, de Carlos Tapia Centeno, y el venerable Arte y vocabulario del idioma huasteco, impreso en 1711 por Seberino Bernardo de Quiroz. La coincidencia es unánime: pico’ significa perro. Rechazarlo, a pesar de la evidencia, es rechazar una herencia de siglos.
El pueblo huasteco pervive en esta ciudad tanto en la sangre de sus habitantes como en la comida, la música y el lenguaje.
Tampico no puede convertirse en capital de las huastecas, que abraza partes de San Luis Potosí, Veracruz e Hidalgo, si no muestra respeto por el significado original de sus palabras.
Si algo gusta a los visitantes, precisamente, es la herencia huasteca presente en pemoles, zacahuiles y huapangos.
Por lo tanto, reintegrarle a la ciudad la toponimia correcta, como propone Regalado, es un acto de justicia y reconciliación.
Si normalizamos estos errores de carácter histórico, incluso si cometemos más, Tampico no significará lugar de perros, sino lugar de tontos.
Los seres humanos estamos llenos de diferencias, mismas que deberían constituir nuestra mayor fortaleza, sin embargo, en pleno siglo XXI pareciera que estas diferencias son motivo suficiente para separarnos y generar prácticas constantes de racismo y discriminación. Sí, aunque nos cueste creerlo México es racista y con su misma gente. Cuando escuchamos la palabra racismo pensamos en movimientos como los generados en Estados Unidos después de la muerte de George Floyd o en la lucha por la defensa de derechos humanos que durante siglos han librado las personas cuyo color de piel no es blanco, sin embargo, el término sigue siendo ajeno a las y los mexicanos, aunque constantemente perpetremos actos de discriminación por diferencias similares. El racismo es latente en nuestro país, muestra de ello es el trato preferencial que tienen personas de tez blanca en múltiples lugares del país, las oportunidades de trabajo que se ven disminuidas ante el oscurecimiento de la piel, los estereotipos que quizás de forma inconsciente construimos y se ven replicados en el entorno mediante medios de comunicación. Un ejemplo es el video viralizado de una mujer agrediendo verbalmente a un policía de CDMX, donde le gritaba de manera peyorativa “indio”, “naco” y otras palabras por haberle puesto una araña a su carro y no querer pagar el parquímetro. Acciones como esa suceden diario, principalmente en espacios de gran desigualdad económica, hasta pareciera irreal que alguien de una tez no blanca pudiera acceder a otras oportunidades. Lo más preocupante es que esta discriminación no es solo anecdótica, sino estructural. Según la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS 2022), realizada por el INEGI, el 23.7% de la población mexicana declaró haber sido discriminada en el último año por motivos de tono de piel, forma de vestir o clase social. Esta cifra aumenta al 29% entre personas indígenas, y al 34% en personas con discapacidad. Además, el estudio “Por mi raza hablará la desigualdad” del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) y el Colegio de México, señala que las personas con piel más clara tienen 52% más probabilidades de acceder a educación superior que quienes tienen piel más oscura. En lo laboral, quienes tienen tono de piel más claro ganan hasta 60% más que quienes tienen tono de piel más oscuro, incluso realizando funciones similares.
Los medios de comunicación también tienen una responsabilidad significativa. En televisión, comerciales o revistas, predomina una imagen estandarizada de belleza: blanca, delgada, con rasgos europeos. Esta representación refuerza la idea de que el éxito, la riqueza y la belleza son exclusivas de ciertos sectores de la población, dejando fuera a la gran mayoría de mexicanos y mexicanas, que se reconocen como morenos o de piel cobriza. Este racismo no solo es cultural, también es político. La representación de pueblos indígenas en espacios de toma de decisiones es prácticamente nula. Aunque México reconoce más de 68 grupos lingüísticos originarios, sus voces siguen siendo sistemáticamente ignoradas o utilizadas como símbolo folklórico, pero no como actores activos en la vida pública nacional. Reconocer que lo anterior es parte de nuestra realidad es el comienzo de cambios estructurales necesarios para avanzar, comenzando con la educación básica donde reconozcamos la diversidad y las diferencias como una fortaleza, tener campañas de sensibilización y exigir una mayor representación, donde la diversidad sea tangible incluso en las narrativas cotidianas. Comencemos a transformar nuestros prejuicios para después lograr mejores formas de convivir.
En Tampico, cuando el agua empieza a tocar los límites de los hogares, el miedo no es gratuito. Las lluvias recientes han encendido las alarmas en un municipio acostumbrado a convivir con cuerpos de agua que, en tiempos de bonanza, son orgullo turístico, pero en temporada de lluvias se transforman en amenaza latente.
El Plan Tamaulipas mantiene hoy en alerta a la Guardia Estatal, cuyos elementos recorren puntos estratégicos como el río Pánuco, la laguna del Chairel, la laguna de El Charro y el Canal de la Cortadura. Estos sitios, conocidos por todos los tampiqueños, son vigilados con la promesa de evitar tragedias mayores. La presencia de los elementos estatales no sólo es preventiva; también es operativa, pues están ofreciendo apoyos de traslado en caso de que alguna familia requiera salir de su hogar por riesgo inminente.
Las imágenes de patrullas recorriendo las zonas ribereñas ya se han vuelto comunes. A simple vista, puede parecer un acto rutinario, pero detrás de cada recorrido hay un fondo que debe inquietar: las zonas más vulnerables de la ciudad siguen siendo las mismas. Colonias que año con año enfrentan el riesgo de quedar bajo el agua, donde los habitantes conocen el protocolo de memoria: levantar muebles, resguardar documentos y preparar las mochilas de emergencia.
La Secretaría de Seguridad Pública de Tamaulipas, junto con otras instituciones, continúa sumando esfuerzos en este operativo. Sin embargo, la prevención real no puede limitarse a la vigilancia o al traslado en lanchas improvisadas cuando ya todo está anegado. Hace falta una política pública que atienda el problema desde su origen, con obras hidráulicas efectivas, reubicaciones dignas y, sobre todo, voluntad política para dejar de administrar el riesgo y, en su lugar, eliminarlo.
Mientras tanto, la recomendación sigue siendo la misma: llamar al 911 o al 089. Dos números que, en ocasiones, se marcan más con resignación que con esperanza.
En la intimidad… En medio de este clima de incertidumbre y vigilancia por las lluvias, una imagen distinta alienta el corazón de varias familias tamaulipecas. Dieciocho jóvenes estudiantes del Centro de Idiomas para la Niñez y la Adolescencia de la Universidad Autónoma de Tamaulipas emprendieron una experiencia internacional que, sin duda, marcará su formación y su vida.
El rector Dámaso Anaya Alvarado, acompañado de su esposa, Isolda Rendón de Anaya, despidió al grupo con un mensaje claro: la educación no debe tener fronteras. Estos jóvenes, de entre 14 y 18 años, ahora se encuentran en Canadá como parte del programa Verano en Canadá, realizado en colaboración con la Universidad de Victoria.
El ambiente fue emotivo. Madres, padres y familiares entregaron a sus hijas e hijos confiando en la universidad, en un ejercicio de corresponsabilidad donde la educación trasciende las aulas. Atrás quedó el bullicio de la despedida y comenzaron los días de inmersión cultural y lingüística que, sin duda, abrirán nuevas ventanas a estos estudiantes.
El respaldo institucional, a través de Familia UAT, permitió que esta oportunidad se materializara, consolidando a la universidad como un espacio de formación integral. No sólo se trata de aprender otro idioma; es la oportunidad de conocer otro mundo, de ampliar horizontes y de confirmar que la educación, cuando se asume con compromiso, transforma vidas.
Tiempos de lluvias y aguas altas en Tampico, pero también días de esperanza y crecimiento para las nuevas generaciones. Así es la vida en esta tierra de contrastes.
Tamaulipas sigue en la mira de las autoridades de protección civil. Las lluvias constantes desde el pasado 24 de junio han elevado los niveles del río Guayalejo-Tamesí, encendiendo las alertas en el sur del estado.
La Coordinación Nacional de Protección Civil emitió un llamado preventivo que debe tomarse con absoluta seriedad.
El Consejo Estatal de Protección Civil ya se declaró en sesión permanente para coordinar esfuerzos entre los tres niveles de gobierno, anticipando un posible desbordamiento. Las estimaciones no son menores.
Según la Comisión Nacional del Agua, el caudal del Guayalejo-Tamesí ha alcanzado los 3 mil 239 metros cúbicos por segundo en la estación hidrométrica de Magiscatzin, con tránsito hacia el río Pánuco, y se prevé un gasto pico en las próximas 72 horas.
Esta situación coloca en riesgo a comunidades asentadas cerca de ríos y lagunas. Altamira, Tampico y Ciudad Madero figuran entre los municipios donde los efectos podrían sentirse con mayor fuerza.
En Altamira, la laguna Champayán ya advierte un incremento en sus niveles; en Tampico, la laguna del Chairel podría provocar encharcamientos; y en Madero, el Pánuco amenaza con arrastrar consigo la tranquilidad de las colonias ribereñas.
Las acciones de prevención se han activado bajo la consigna presidencial de la Gestión Integral del Riesgo. Las autoridades han desplegado personal a las zonas vulnerables, preparan evacuaciones preventivas y han posicionado equipo especializado en puntos estratégicos.
Además, ya están disponibles refugios temporales equipados para recibir a quienes deban abandonar sus viviendas.
Por ahora, el mensaje es claro: mantenerse informados a través de canales oficiales, no acercarse a las zonas de riesgo, tener lista una mochila de emergencia y, si es necesario, evacuar sin titubeos. El llamado también es a la responsabilidad ciudadana. Esta es una batalla donde la prevención puede marcar la diferencia entre una historia de resistencia o una tragedia.
Los números de contacto para reportar cualquier emergencia son el 911 y el 833-264-6445.
En la intimidad… En medio de la alerta por las lluvias, también hay buenas noticias que merecen celebrarse. La Universidad Autónoma de Tamaulipas, a través de la Facultad de Comercio, Administración y Ciencias Sociales en Nuevo Laredo, entregó constancias a la primera generación de la Maestría en Administración e Innovación Digital, un posgrado diseñado para responder a las exigencias del entorno empresarial y tecnológico actual.
Once egresados recibieron el reconocimiento por su esfuerzo académico, en un evento encabezado por el director René Adrián Salinas Salinas, quien subrayó el compromiso de la UAT, bajo la visión humanista del rector Dámaso Anaya Alvarado, por ofrecer programas que contribuyan al desarrollo regional y nacional.
Este nuevo programa se distingue por su enfoque estratégico y su visión interdisciplinaria, abarcando temas como Inteligencia de Negocios, Marketing Digital, Comercio Electrónico y Seguridad Informática. Además, se entregaron reconocimientos a nuevos titulados de la Maestría en Negocios, la Maestría en Derecho con Énfasis en Procesos Orales y el Doctorado en Administración.
En estos tiempos, donde la tecnología y la gestión digital abren nuevas puertas, estos egresados son una bocanada de aire fresco para la sociedad tamaulipeca. Mientras unos luchan contra las crecientes aguas, otros construyen caminos hacia el progreso académico. Así se escribe la historia de nuestro estado, entre resistencias y avances.