Durante la última década, mucho se ha hablado de la violencia en México, pero poco de lo que se “hace” o está “haciendo”, para disminuir la ola delictiva que intenta ahogar y desestabilizar a la nación.
La penitenciaría que guarda a los más peligrosos delincuentes está erigida sobre un promontorio rocoso llamado cerro de Andonegui, en cuyas faldas ondean como serpientes de cemento dos avenidas importantes. Conocido como el palacio de Andonegui, la cárcel es un edificio descuidado pero hermoso en su exterior. Por dentro debe ser la garganta del mismo diablo, al menos para los presos, quienes siempre sueñan dormidos y despiertos con salir de aquel infierno limitado por altos muros, barrotes de hierro y puertas seguidas de otras puertas. Sin embargo, pocos se han atrevido intentar conseguir su libertad por el método del engaño y la fuga. La mayoría se conforma o se ve forzada a cumplir su condena, sea esta justa o no. No fue así en el caso de la historia siguiente que tiene como fecha el primer día de enero de 1975 y como protagonistas a tres estadounidenses y a un mexicano, todos de antecedentes verdaderamente criminales. Sus nombres: Robert Brean, Dean Smith, Charles Rodríguez y Roberto Rodríguez Brito, este último también conocido con el mote de “El ladrón de la Petrolera”, merced a sus múltiples delitos cometidos en una colonia del mismo nombre en Tampico.Robert, Dean y Charles, habían sido encarcelados por crímenes ligados con el narcotráfico, llevaban ya un buen tiempo sin ver el sol del Golfo de México. Roberto Rodríguez Brito, estaba en prisión desde el 26 de junio de 1971, después de ser aprehendido en Coatzacoalcos y trasladado al puerto.
Lo anterior es un fragmento de la columna “Nuevo Inventario, historias de la ciudad”, que diariamente se publica desde hace ya varios años en el periódico de mayor circulación de Tamaulipas, “El Sol de Tampico”, el escritor tampiqueño, Aurelio Regalado Hernández, este texto en particular fue titulado “Fuga de Andonegui”, con fecha de miércoles 9 de mayo de 2001.
El relato histórico habla sobre la exitosa escapatoria de los tres norteamericanos y el mexicano tampiqueño a través de un túnel fabricado desde abajo de la cama de Robert Brean; el historiador Aurelio Regalado, escribe que el primero de los cuatro en asomar su cabeza a la libertad fue Charles Rodríguez, seguido por sus compañeros a quienes ya esperaban en un automóvil al exterior de la cárcel. Con cierta timidez el chofer puso en movimiento el automóvil y luego de varios metros, ya alejados del legendario Palacio de Andonegui, “aceleró como si hubiera visto al mismo demonio. Un trabajo limpio. En el Penal nadie se dio cuenta”.
Historias como ésta atestiguó el antiguo sistema penitenciario de Tampico.
El mismo Aurelio Regalado, en otro ejemplar habla de el corrido del “Capitán Fantasma”, Santiago Reyes Quezada, uno de los delincuentes más famosos de México en la segunda mitad del Siglo XX, nacido en Los Ángeles, California. El corrido, ensalza las veces que el Jimmy, se escapó de las prisiones de Durango y Monterrey; Distrito Federal, Ciudad Victoria, también. Por fortuna, ese histórico y antiguo Penal de Andonegui, dejó de funcionar en octubre de 2005, durante el sexenio del priísta Eugenio Javier Hernández Flores, esto tras casi 100 años de funcionamiento, los más de mil reclusos fueron trasladados al nuevo Centro de Ejecuciones y Sanciones (CEDES) en Altamira a más de 40 minutos de distancia, el último grupo de reos fue excarcelado durante la madrugada del cinco de octubre, precisamente 81 años después del 3 de marzo de 1924, que fue inaugurado y considerado por mucho tiempo como el penal de más alta seguridad de la región.
El legendario penal de Andonaegui, que dejó de funcionar hace más de 20 años ha sido restaurado y convertido en el Museo del Niño, con una inversión superior a los 274 millones de pesos, proyecto impulsado por el gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca, quien por cierto, ya instruyó de manera directa a Sandra Luz García Guajardo, Directora General del Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes (ITCA), para que se coordine con el alcalde tampiqueño Jesús Nader Nasrallah, y afinen los detalles de operación para ponerlo en marcha a la brevedad posible, pues al Gobierno de Tamaulipas, también le interesa combatir la corrupción y la violencia con menos balas, más libros, mucha cultura, y con toda la fuerza de la historia.
Gerardo Fernández Noroña siempre ha presumido ser un hombre de pueblo, un luchador social que encarna las causas de la izquierda, un político que se enorgullece de caminar sin escoltas y que finge incomodarse cuando lo llaman “señor senador”. Sin embargo, la máscara de la austeridad se le cae cada vez con más estrépito.
El hoy presidente del Senado obligado por la cirscustancia, abrió las puertas de su residencia en Tepoztlán y compartió un recorrido que parecía más un desplante que una anécdota personal. Una propiedad de 12 millones de pesos, un crédito hipotecario, un auto de 650 mil pesos y hasta un millón de pesos en deuda bancaria no parecen encajar con la prédica de la “justa medianía republicana” que la presidenta Claudia Sheinbaum enarbola como principio de gobierno.
La contradicción es brutal: mientras se exige a la ciudadanía apretarse el cinturón, mientras se presume que los funcionarios deben dar ejemplo de sencillez, Fernández Noroña exhibe jardines, macetas, hamacas y vistas de montaña en un “house tour” con sabor a reality show. El discurso del sacrificio y la sobriedad se transforma en espectáculo de privilegio.
No se trata de si el senador puede o no comprar una casa. Se trata de la incongruencia política. Se trata de quienes hicieron de la austeridad una bandera, pero en lo privado la entienden como un simple recurso de propaganda. Se trata de vivir del pueblo, pero disfrutar en privado de comodidades a las que muy pocos tienen acceso.
Fernández Noroña no engaña a nadie: presume muebles traídos de diversos estados, artesanías y decoraciones que, en cualquier otro contexto, podrían considerarse un esfuerzo por valorar lo nacional, pero que en su caso parecen más bien la coartada estética para suavizar la realidad de una vida acomodada. La austeridad de discurso, pero no de bolsillo, y mucho menos de sus viajes al extranjero en primera clase.
La izquierda que llegó al poder con la promesa de acabar con los lujos del poder está hoy atrapada en su propio laberinto de contradicciones. Y Noroña, con su recorrido inmobiliario, acaba de confirmar que la medianía es solo para los otros.
En la intimidad… El automovilismo siempre ha sido un termómetro de resiliencia, y Sergio “Checo” Pérez lo está demostrando una vez más. El piloto jalisciense se prepara para volver a la pista con una presión mediática que pocos deportistas latinoamericanos han enfrentado.
El regreso de Checo a la Fórmula 1 no es solo una noticia deportiva, sino también un mensaje de resistencia: el mexicano compite en la categoría reina del automovilismo contra estructuras diseñadas para favorecer a los favoritos del mercado europeo. En cada vuelta, Checo corre contra el cronómetro y contra un sistema que suele relegar a los pilotos que no encajan en el molde.
Su retorno reaviva el orgullo mexicano en un deporte donde los reflectores suelen estar lejos de América Latina. Mientras el poder político local exhibe contradicciones entre austeridad y opulencia, Checo Pérez encarna otra narrativa: la de la disciplina, el esfuerzo individual y la convicción de que, incluso en un paddock dominado por las élites, se puede ser competitivo con sangre mexicana, y ahora, que mejor que en alianza con Cadillac, la apuesta del GM en la F1.
El agua del sur de Tamaulipas exige acciones más allá de discursos turísticos. La Laguna del Chairel recibe una bocanada de esperanza con el arranque de los Paseos Náuticos “Tancol” y la nueva mesa directiva del Patronato, pero sigue aquejada por una amenaza que no admite pausas: el pez diablo.
Esta especie invasora —Hypostomus plecostomus, originaria del Amazonas y popularmente conocida como pleco— ha sido detectada desde 2014 en sistemas lagunares como Champayán y el río Tamesí, donde pescadores reportan una notable disminución de capturas comerciales como tilapia, mojarra y carpa común, mientras el pleco gana terreno y forma colonias donde la vida nativa desaparece.
Los impactos están documentados: en la presa El Infiernillo, en Michoacán, esta especie redujo las capturas de tilapia entre 60 y 80 por ciento anualmente, afectando a 3 mil 200 pescadores y provocando pérdidas alrededor de 36 millones de pesos. LA Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), alerta que el pez diablo no solo compite por alimento y espacio, también devora huevos y larvas, daña redes de pesca y desestabiliza riberas con erosión; aunque no estábamos hablando de eso, el pez diablo y sus repercusiones evidencian la pusilanimidad del sector camaronero en Tampico, o tal vez, tienen mucha cola que les pisen como para que no alcen la voz a pesar del gran daño que les causa este animal, y la comercialización de camarones de una micro talla. Esa es otra historia.
Volvamos con la nueva directiva del Patronato, encabezada por Emilio Lobato Britz, que no puede limitarse a promocionar paseos ni a guardar silencio sobre esta amenaza. Es indispensable que, desde ya, se trace un plan estratégico que incluya monitoreo sistemático, colaboraciones con CONAPESCA, universidades, pescadores y sociedad civil. El pez diablo puede ser más que un problema biológico: bajo los esquemas adecuados podría convertirse en recurso económico útil, como carne para consumo animal, harina de pescado o incluso materia prima para artesanías o fertilizantes.
El rescate de la Laguna del Chairel requiere esa valentía ausente: no solo inauguraciones, sino acciones con horizonte y presupuesto. La fauna y la flora merecen más que cuotas visuales en redes sociales, merecen un compromiso real.
En la intimidad… En definitiva, la alcaldesa de Tampico, Mónica Villarreal inyectó energía al patronato con su presencia en la toma de protesta y el lanzamiento de “Tancol”. Esa misma energía debe transformarse en un golpe firme en la mesa, para frenar la decadencia interna. La administración local ha caído en una cena de negros pre-informe, demasiado banal para la trayectoria de la alcaldesa. Cuando los protagonistas del conflicto son familiares del gobernador Américo Villarreal Anaya, se pone en riesgo no solo a ella, sino al legado político de su familia. Andan jugando con fuego; si desgarran a la alcaldesa, estan poniendo en la mira a la mejor amiga de Tampico. No pueden permitir que intereses domésticos vandalicen años de reputación pública y trabajo político.
Se escuchan balazos cerca de casa, los vecinos comienzan a pedir auxilio y se oyen las patrullas, nadie se atreve a salir para saber qué pasa, pero tampoco resulta extraña la narrativa, pues en México nos hemos acostumbrado a estos impactos. Los titulares hablan constantemente de violencia, crímenes, mensajes amenazantes del crimen organizado, pero poco hablamos del deterioro en los espacios públicos y de lo mucho que esto podría vincularse con nuestra seguridad. En 1969 el profesor Phillip Zimbardo realizó un experimento, dejó dos vehículos abandonados en colonias distintas para probar cómo reaccionaban las personas. De primera instancia el vehículo abandonado en un barrio con condiciones precarias fue sumamente vandalizado, en cambio el segundo prevaleció intacto hasta que para el estudio se hizo un pequeño cambio: rompieron una ventana del vehículo, por lo que en poco tiempo fue igualmente dañado. El anterior experimento dio paso a otra teoría: “la teoría de las ventanas rotas”, misma que desde la criminología habla de cómo los delitos son mayores en zonas de descuido, suciedad y desorden. Es decir, la inseguridad no solo va ligada a la pobreza, sino a factores psicológicos que asociamos de alguna forma con la estética, donde aquello que se ve dañado pareciera que nos brinda el permiso de que se afecte aún más. Lo anterior podría quedar solo en teorías sin embargo hay espacios alrededor del mundo como Medellín, donde se ha hecho lo contrario, se ha invertido en cuidar de espacios públicos dando oportunidad a mejores condiciones de vida donde antes solo había caos y violencia. Conocer estos casos de éxito nos sirve para comenzar a prestar atención a nuestro entorno. ¿Cuántas calles han quedado devastadas por falta de mantenimiento? ¿Cuántos parques se han convertido en lotes baldíos o en basureros improvisados? Si bien hay una responsabilidad gubernamental, también la hay desde la colectividad social, pues hemos permitido que pequeñas grietas se incrementen dejando perder espacios que podrían ser de desarrollo y esparcimiento. La lógica es clara: un parque limpio invita a ser usado, pero uno descuidado pronto será evitado por las familias y ocupado por actividades ilícitas. Una banqueta iluminada permite caminar con confianza, mientras que la oscuridad genera miedo y abre la puerta a delitos. Lo que parece un detalle estético es, en realidad, una condición de seguridad.
El deterioro visible se convierte en un recordatorio constante de que “aquí no importa lo que pase”. Y cuando la comunidad interioriza ese mensaje, se instala un círculo vicioso: dejamos de usar los espacios, dejamos de exigir que se cuiden y dejamos que el abandono avance. Así, poco a poco, contribuimos a nuestro propio deterioro. Pero también existe la otra cara. Una comunidad que decide organizarse puede dar un giro radical a esta dinámica. No se trata de sustituir al gobierno, sino de reconocer que lo común nos pertenece y que, cuidarlo, también es nuestra responsabilidad. Hay ejemplos sencillos: vecinos que adoptan un parque, jóvenes que pintan murales en bardas antes llenas de grafiti vandálico, colonias que se coordinan para reportar luminarias fundidas o limpiar calles. Acciones pequeñas que envían un mensaje poderoso: este lugar importa. La pregunta entonces no es solo qué hará el gobierno por nosotros, sino qué estamos dispuestos a hacer nosotros por nuestro propio entorno. Porque si dejamos pasar las ventanas rotas, tarde o temprano el edificio entero se derrumba. Y en ese derrumbe, lo que perdemos no son solo paredes o banquetas, sino la confianza de vivir en comunidad. Cuidar de lo común es cuidarnos a nosotros mismos. Y si bien las balas pueden parecer lejanas a la banqueta rota o al pasto seco del parque, la verdad es que todo está conectado. La seguridad comienza en lo pequeño. Depende de que no normalicemos el abandono y de que decidamos actuar, juntos, para que nuestras calles, plazas y parques vuelvan a ser espacios de vida y no de miedo.
Se vive una transformación silenciosa pero contundente en materia deportiva. No se trata solo de colocar techumbres, rehabilitar gimnasios o modernizar canchas, sino de resignificar espacios que durante décadas fueron testigos de generaciones enteras que encontraron en la actividad física un motivo de identidad y comunidad.
Bajo el impulso del gobernador Américo Villarreal Anaya, el deporte en Tamaulipas empieza a escribir una narrativa distinta: una donde las canchas y unidades deportivas dejan de ser elefantes blancos para convertirse nuevamente en semilleros de talento, y sobre todo, en refugios de convivencia social. Un arma perfecta para el presente y futuro.
El ejemplo más reciente se observa en la remodelación de la Unidad Deportiva Adolfo Ruiz Cortines y el Gimnasio Manuel Raga Navarro, en el meritito corazón del estado, capital del mundo, son obras que parecieran simples acciones de mantenimiento, pero que en realidad son un mensaje claro: el deporte es parte de la política pública.
La capital del estado recupera así recintos emblemáticos que durante años fueron devorados por el abandono y la burocracia, y que hoy vuelven a abrirse para miles de niñas, niños, jóvenes y adultos que necesitan un espacio seguro donde canalizar su energía, construir disciplina y alejarse de los grupos criminales y riesgos de las calles.
Pero la apuesta no se queda en el basquetbol o el voleibol. La remodelación del área de Gimnasia Artística de la Unidad Deportiva Siglo XXI y la recuperación de otros espacios muestran que la estrategia va más allá de las disciplinas tradicionales. Incluso el skateboarding, que hace apenas unos años era visto con recelo, tendrá instalaciones dignas, en un reconocimiento a la diversidad del deporte y a las nuevas generaciones que lo han adoptado como estilo de vida.
El deporte adaptado también se encuentra en la agenda, con el arranque de la fase estatal rumbo a la Paralimpiada Nacional 2025. Con la mira puesta en superar el noveno lugar obtenido en la edición pasada, la apuesta es clara: que ningún deportista, sin importar sus condiciones, quede al margen del proyecto deportivo que impulsa el estado.
La ruta está trazada. Villarreal Anaya ha entendido que la reconstrucción del tejido social también pasa por ofrecer alternativas de integración, disciplina y sana convivencia, y que el deporte es un eje central en esa estrategia.
En la intimidad… En Tampico, el Ayuntamiento llevó a cabo el taller “Estrategias Prácticas en Ventas por Facebook”, un curso dirigido a emprendedores locales con el propósito de fortalecer sus habilidades digitales y potenciar la promoción de sus productos y servicios.
La presidenta municipal, Mónica Villarreal, encabezó el encuentro que reunió a más de 100 microempresarios en la Casa de la Cultura, donde se impartieron técnicas de comercialización en línea y estrategias para mejorar la presencia en redes sociales. Villarreal Anaya subrayó la relevancia de que los negocios se adapten a las nuevas tecnologías, recordando que el futuro del comercio se encuentra en las plataformas digitales y que el gobierno debe ofrecer herramientas gratuitas para que los emprendedores locales puedan competir en igualdad de condiciones. La alcaldesa Mónica Villarreal agradeció la colaboración de la empresa Pixtor en este esfuerzo conjunto, y exhortó a los asistentes a seguir aprovechando los programas municipales que incluyen apoyos como terminales bancarias gratuitas y la participación en los Mercaditos Huastecos.