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“Si de culpas hablamos” Margarita Zavala Gómez del Campo, esposa del ex presidente Felipe de Jesús Calderon Hinojosa, claro que tiene cierto porcentaje de culpa, es cómplice, pero la ley la exonera de toda  responsabilidad y encubrimiento solo por ser la cónyuge del artífice de una estrategia fallida contra el narcótrafico que ensangrentó a toda una nación. Margarita Zavala quiere ser la candidata que de la campanada, pero parece más una comparsa, una bisagra.

Jurídicamente en el excluyente de responsabilidad de acuerdo con el artículo 443.- No se impondrá sanción al que oculte al acusado de un delito o los efectos, objetos, o instrumentos del mismo o impida que se averigüe, cuando lo hiciere por un interés lícito y no se empleare algún medio delictuoso, siempre que se trate de:
I.- Sus ascendientes o descendientes consanguíneos o afines, adoptante o adoptado;
II.- Su cónyuge o parientes colaterales o por consanguinidad hasta el cuarto grado y por afinidad hasta el
segundo; y
III.- Los que estén ligados con el acusado por respeto, gratitud, estrecha amistad o afecto íntimo.

Así que para muchos Margarita será inocente ante la ley, pero carga con una culpa moral, que la inhabilita para aspirar a cargos de elección popular, pues el engaño no se puede ocultar pese a poner su carita de ángel.

Hace ya diez años que en México vivimos emproblemados a muerte contra un régimen de poder existente desde hace muchos ayeres, por más que pretendan vendernos la idea de que van a acabar con el crimen organizado, será difícil, claro, más complicado es creerlas ahora en este nuevo proceso electoral.

Esa absurda guerra contra el narcotráfico tiene por lo menos en Tamaulipas a 721 niños en situación de orfandad, mismos que son atendidos por el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), presidido por la señora Mariana Gómez de García Cabeza de Vaca, quien en conjunto con la Secretaría de Bienestar Social, realiza un trabajo coordinado para apoyar a estos niños tamaulipecos, víctimas indirectas del primer capítulo del calderonismo, régimen que busca su continuidad oficiosa con Margarita Zavala.

Pero esa dolorosa cifra de más de 700 niños huérfanos, podría ampliarse con unos 300 más, que a través de sus abuelos o tutores pretenden ser incluidos en el programa emprendido por el sistema DIF Tamaulipas, sin embargo, se mantiene en lista de espera, ya que requieren de una serie de documentos, además de validar un análisis estratégico realizado por el DIF, entre los inconvenientes que frenan este proceso individual de cada infante, se debe a que no cuentan con el acta de defunción de sus padres.

No es fácil atender este tema tan delicado, la señora Mariana y su equipo de trabajo deben hacer cuestionamientos naturalmente sensibles para enterarse del entorno absoluto de cada huérfano, saber dónde y con quién viven, el tipo de vida que llevan actualmente y sus complejidades para poder ayudarlos, ya sea con sus estudios y/o terapia psicológica.

En entrevista la presidenta del DIF Tamaulipas, explicó que por circunstancias diversas, la mayoría de los niños están bajo el cuidado de sus abuelos o hermanos mayores y aunque son menos los huérfanos bajo la tutoría de sus tíos, lo delicado del tema es que son víctimas de la violencia que se vivió con gran intensidad en esta entidad durante los últimos diez años; la intención del gobierno tamaulipeco es ofrecerles un camino con oportunidades, ilusiones y anhelos, que los haga adultos y personas de bien para un México próspero.

“Queremos trabajar con ellos, que ahora sí puedan superar este trauma y que el día de mañana no quieran cobrar venganza, sino que lo puedan perdonar y bueno sabemos que se oye fácil porque no estamos en sus zapatos, pero sabemos que lo vamos a lograr y queremos que con esto los niños puedan salir adelante y que el DIF Tamaulipas no los dejará solos”, añadió Mariana Gómez, presidenta del DIF Tamaulipas.

San Fernando, Ciudad Victoria y Reynosa, son los municipios donde se registró el mayor número de niños en orfandad, precisamente el martes de esta semana, el gobernador de la entidad Francisco Javier García Cabeza de Vaca, anunció el arranque de la segunda etapa del plan “Unidos por Reynosa”, donde se invierten 800 millones de pesos para combatir las causas del delito y mejorar la calidad de vida de las familias.

Con la ampliación del programa, el gobernador Cabeza de Vaca, logró la participación de 17 dependencias con 65 programas, ampliando la cobertura de atención de 2 a 3 polígonos, para sumar un total de 83 colonias en las que habitan más de 220 mil personas.

davidcastellanost@hotmail.com

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Opinión

El Gobierno que terminó de rodillas

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México llegó al punto donde el agua dejó de ser únicamente una política pública y se convirtió en el espejo de la coherencia —o incongruencia— del poder. La presidenta Claudia Sheinbaum anunció que los productores del norte de Tamaulipas “no sufrirán afectaciones” por el cumplimiento del Tratado de Aguas de 1944 con Estados Unidos y garantizó, además, que el próximo año se reactivará el proyecto para trasladar agua tratada desde Nuevo León hacia territorio tamaulipeco para fines agrícolas.

Suena impecable, suena responsable, suena diplomático. Pero también suena a algo más: suena a que, tras meses de insistir que México “no estaba incumpliendo nada” y que todo estaba bajo control, finalmente el Gobierno tuvo que ceder, ajustar, negociar y, sí… entregar.
O dicho en ese lenguaje que a muchos jóvenes les encanta: “dime que terminaste de rodillas por culpa del agua sin decirme que estás de rodillas”.

En su conferencia mañanera, Sheinbaum habló de acuerdos “con todos”, de afectación mínima, de equilibrio para Coahuila, Nuevo León, Chihuahua y Tamaulipas. Habló incluso de resarcir agua de otras cuencas, como si la naturaleza fuera una cuenta bancaria que puede moverse sin consecuencias con un simple memorándum presidencial. La mandataria también recordó el proyecto para construir una línea de conducción que permitirá abastecer al campo tamaulipeco con agua tratada de Nuevo León: una vieja idea que ahora, convenientemente, revive justo cuando la presión internacional ya no permite el discurso triunfalista.

Esto no es solo infraestructura, ni logística, ni planeación hídrica. Aquí se está definiendo la política exterior mexicana. El Gobierno federal pasó meses repitiendo que no había adeudo, que México cumplía, que la soberanía se mantenía intacta. Pero esta semana comenzó el trasvase desde presas de Nuevo León y el mensaje es muy simple; se negoció porque ya no había margen para seguir diciendo otra cosa, ni seguir con sus mentías palaciegas.

Lo que hoy vende la Presidencia como victoria diplomática bien puede interpretarse como un ajuste forzado. La narrativa cambió de “no debemos” a “ya pagamos y hasta encontramos cómo hacerlo sin dañar a nadie”. El problema es que la confianza internacional no funciona con discursos que mutan al ritmo de la presión norteamericana. El norte del país sabe bien que cuando se habla de agua, la verdad casi nunca fluye tan limpia como prometen, y mucho menos en estos tiempo de 4T.

En la intimidad… Y si este giro en la política del agua abre una pregunta incómoda, esa es inevitable, ¿este episodio acelera o adelanta la reaparición pública de Andrés Manuel López Obrador? Porque pocas cosas le gustan tanto al expresidente como rescatar políticamente lo que el gobierno actual intenta sostener con diplomacia. Y si la narrativa del agua empezó a tambalearse, no sería extraño verlo regresar —aunque sea simbólicamente— para intentar “corregir” la historia antes de que el caudal político se le salga de control a la nueva administración.

davidcastellanost@hotmail.com
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Opinión

Que se sienta la…

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En Tampico, las autoridades locales  anuncian el reforzamiento de la seguridad por la temporada navideña. La alcaldesa Mónica Villarreal Anaya insiste en que la tranquilidad de las familias es prioridad, y subraya coordinación, planeación y cercanía con la ciudadanía. Se habla de presencia policiaca, de vigilancia en zonas comerciales, turísticas y bancarias; se presume trabajo entre Guardia Nacional, SEDENA, Guardia Estatal, Protección Civil y Bomberos. Todo suena bien, y se escucha institucionalmente correcto… pero en materia de seguridad, los anuncios no bastan.

Porque si en Tampico (claro, se incluye al municipio de Altamira y Ciudad Madero), queremos hablar de confianza social real, no de operativos estacionales o discursos que se encienden únicamente cuando el calendario exige resultados. La seguridad no es campaña decembrina, ni comodín de temporada -aunque Erasmo y Armando, así lo crean- es una obligación permanente del Estado y un derecho de las familias del sur de Tamaulipas. No basta con decir que hay coordinación, hay que demostrarla en hechos visibles y continuos, porque los robos y asaltos bancarios y locales comerciales provocan cuestionamientos a los presuntos patrullajes constantes, a la respuesta inmediata, a las estrategias medibles, y esa prevención real y políticas que sobrevivan a la euforia navideña como dictan los discursos oficiales.

Es cierto, la temporada implica mayores riesgos; más gente, más dinero circulando, más movilidad, más oportunidades para el delito. Pero justo ahí está el verdadero reto: garantizar que lo que hoy se presume como un operativo robusto no se diluya en enero, no se apague cuando regresen las rutinas, ni se convierta en recuerdo bonito del “dispositivo navideño”. La seguridad debe sostener la ciudad todos los días, no sólo cuando llegan paisanos o turistas.

Pero ante todo eso, a Mónica no le tiembla afirma tener una estrategia sólida, entonces esa solidez debe percibirse en la calle, en los semáforos, en los estacionamientos, en los centros comerciales, en las colonias populares y en las zonas residenciales. Ella sabe que es parte del trabajo diario que debe sentirse a las tres de la tarde y a las tres de la mañana. Comprende que debe notarse no sólo en cifras oficiales, sino en la tranquilidad cotidiana de la gente. Porque la seguridad verdadera no se mide con boletines, no, se mide con la paz con la que las familias salen, caminan, compran, conviven… y regresan a casa sin miedo.

En la intimidad… Mientras se habla de seguridad hacia afuera, también hay esfuerzos que buscan reconstruir desde adentro. El Instituto Tamaulipeco de Capacitación para el Empleo (ITACE) lleva formación técnica y humana a las Personas Privadas de la Libertad en los CEDES de Tamaulipas. Gracias a un convenio con la Secretaría de Seguridad Pública, hoy en los centros de Nuevo Laredo, Reynosa, Matamoros, Victoria y Altamira se imparten cursos de barbería, idiomas, habilidades digitales, primeros auxilios, electricidad, belleza y más, apostándole a lo que pocas veces se mira con seriedad: la reinserción social.

Con inversión compartida entre Federación y Estado, con infraestructura fortalecida, nuevas aulas y una ruta sostenida de capacitación, los números cuentan una historia distinta: más cursos, más beneficiarios, más personas preparándose para reescribir su vida cuando recuperen la libertad. No es caridad; es política pública inteligente. Porque un sistema penitenciario que educa y capacita es una apuesta directa a reducir la reincidencia y, por ende, a mejorar la seguridad que todos exigimos allá afuera.

Si de verdad queremos un Tamaulipas más seguro, hay que mirar la calle… pero también la celda. Hay que exigir resultados inmediatos, sí; pero también reconocer cuando se siembra a largo plazo. En la seguridad, como en la vida, nada se construye de la noche a la mañana: se trabaja, se sostiene y se honra… todos los días.

davidcastellanost@hotmail.com
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Opinión

Entre sanciones, premios y silencios

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Por: Zaira Rosas
zairosas.22@gmail.com

La creciente tensión entre Estados Unidos y Venezuela ha vuelto a colocar a
América Latina frente a una discusión que nunca termina de resolverse: ¿hasta
dónde llega la soberanía de los países? y ¿cuándo la comunidad internacional
decide intervenir, directa o indirectamente, en nombre de la democracia o la
seguridad?. La decisión del gobierno estadounidense de endurecer el bloqueo a
embarcaciones petroleras venezolanas no es solo una medida económica; es una
acción con profundas consecuencias políticas y humanitarias.
En este escenario, las declaraciones de la presidenta de México, Claudia
Sheinbaum, adquieren un peso especial. Su llamado a la Organización de las
Naciones Unidas para evitar un derramamiento de sangre y su insistencia en una
solución pacífica no son simples gestos diplomáticos. Provienen de una figura con
poder político real, de un país con tradición histórica de no intervención y con
autoridad moral en la región. Cuando México habla, no lo hace desde la
marginalidad, sino desde una posición que puede influir en el rumbo del debate
latinoamericano, principalmente en medio de un panorama con cambios recientes
entre los mandatarios de otros países.
La importancia de estas posturas radica en que ayudan a marcar límites. En un
contexto donde las decisiones de Estados Unidos suelen imponerse por su peso
económico y militar, una voz que apela al multilateralismo y a la diplomacia sirve
como contrapeso. Sin embargo, también expone una tensión interna: defender la
no intervención sin proponer mecanismos más activos puede convertir ese
principio en una postura pasiva frente a crisis prolongadas como la venezolana.
El reconocimiento internacional a María Corina Machado con el Premio Nobel de
la Paz suma una nueva capa al conflicto. El galardón visibiliza la lucha por los
derechos humanos y la democracia en Venezuela, pero también plantea
preguntas incómodas. En el pasado, los discursos de “liberación” y “defensa de la
democracia” han sido utilizados para justificar acciones militares o sanciones que
terminan afectando a la población civil más que a los gobiernos en el poder. El
Nobel, en ese sentido, puede ser un símbolo de esperanza, pero también un
elemento que algunos actores internacionales usan para reforzar agendas propias.
Aquí es donde la experiencia reciente obliga a mirar con cautela. Julian Assange,
fundador de WikiLeaks, documentó y denunció crímenes de guerra cometidos por
Estados Unidos en conflictos como Irak y Afganistán. Sus revelaciones mostraron
cómo, bajo el discurso de seguridad y libertad, se cometieron abusos graves que
costaron miles de vidas civiles. Recordar estas acusaciones no es un ejercicio del
pasado, sino una advertencia: la intervención extranjera rara vez es neutral o
desinteresada.

Por lo anterior Assange hace una acusación directa ala fundación Nóbel, pues
desde su perspectiva el reconocimiento a María Corina Machado puede reforzar
que se cometan “ crímenes de guerra” en lugar de fortalecer la paz, lo cual se
opone a la misión original del Nóbel, pues la premiada ha incitado de alguna forma
al gobierno de Trump para la intervención no pacífica en Venezuela.
Por eso, la postura de México no puede limitarse a declaraciones bien
intencionadas. Su liderazgo regional debería traducirse en propuestas concretas:
impulsar procesos de mediación reales, fortalecer canales humanitarios y
promover espacios donde la solución no dependa de sanciones unilaterales ni de
amenazas veladas. La diplomacia, cuando es activa y consistente, también es una
forma de ejercer poder.
La crisis venezolana no admite respuestas simples. Estados Unidos presiona
desde la fuerza; la oposición busca respaldo internacional; el gobierno de Maduro
se aferra al control interno. En medio, millones de personas civiles e inocentes,
viven las consecuencias. En ese contexto, las palabras de líderes como Claudia
Sheinbaum importan porque ayudan a definir qué tipo de región quiere ser
América Latina: una que repite discursos sin efecto o una capaz de construir
soluciones propias.
La pregunta que queda abierta no es solo qué pasará con Venezuela, sino si los
países de la región, México incluido, están dispuestos a asumir un papel más firme
y coherente para que la paz deje de ser solo una declaración y se convierta en
una política real.

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Opinión

Obra pública que se pisa… y poder que se construye

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La obra pública no se presume, se camina. Y en Tampico, al cierre de 2025, el Gobierno municipal parece haber entendido esa lógica con puntualidad quirúrgica. Un paquete extraordinario de obras que ronda los 196 millones de pesos, traducido en al menos 70 procesos licitatorios en ejecución, no es un dato menor.

El secretario de Obras Públicas, José Rogelio Ontiveros Arredondo, ha sido claro en la transparencia de la información al precisar que los trabajos avanzan conforme al calendario y varias vialidades estarán listas antes del 31 de diciembre. Otras, correctamente, cumplen primero con la introducción del sistema hidrosanitario, ese paso incómodo pero indispensable que durante años fue omitido y que convirtió muchas calles en parches temporales condenados al colapso.

La calle Irak, en la colonia Solidaridad, Voluntad y Trabajo, es más que una obra podríamos considerarla un símbolo. Una zona históricamente castigada por encharcamientos y abandono hoy aparece en la lista de prioridades del cierre de año.

El mensaje político es evidente y lo entienden los tampiqueños, el presupuesto se está convirtiendo en calle, drenaje y concreto, no en discursos. Y lo que sigue no es menor. Ontiveros Arredondo anticipa que 2026 será un año de mayor inyección de recursos para la infraestructura urbana, respaldado por un Presupuesto de Egresos aprobado por el Cabildo que prioriza pavimentaciones, redes hidrosanitarias y modernización vial.

Aquí está el punto fino de todo el asunto. No se trata solo de gastar más, sino de invertir con método, de sostener el ritmo y consolidar lo avanzado. La instrucción de la alcaldesa Mónica Villarreal Anaya ha sido clara: trabajo continuo, coordinación interinstitucional y arranque de año sin pausas. Ese es el tipo de disciplina administrativa que suele marcar la diferencia entre un trienio correcto y uno que deja huella.

Con este paquete de obras, el Gobierno municipal cierra 2025 con resultados tangibles, a partir de este periodo decembrino la política cambia de tono; deja de ser promesa y empieza a ser advertencia de cara a lo que sigue.

En la intimidad… Mientras las retroexcavadoras avanzan en las colonias, en otro plano —menos visible pero igual de decisivo— Mónica Villarreal Anaya mueve piezas en la mesa federal. Esta semana, la Presidenta Municipal sostuvo una reunión de trabajo en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) para gestionar recursos federales extraordinarios que fortalezcan la infraestructura social y turística de Tampico.

Acompañada por la secretaria de Finanzas del Ayuntamiento, Silvia Santamaría Góngora, la alcaldesa dialogó con Fernando Renoir Baca Rivera, Jefe de la Unidad de Coordinación con Entidades Federativas de la SHCP. El encuentro se centró en la presentación de proyectos y estrategias orientadas a atender sectores prioritarios y reducir desigualdades sociales que aún persisten en el municipio.

La alcaldesa fue directa: “Estamos trabajando de manera permanente para atraer recursos que fortalezcan la infraestructura social y turística en Tampico, ampliando las capacidades municipales para la cohesión social y la prosperidad compartida”. Detrás de la frase hay un mensaje político claro: quien no gestiona, se estanca.

Villarreal Anaya subrayó la importancia de llevar proyectos sólidos, viables y con rendición de cuentas, condición indispensable para acceder a esquemas de financiamiento federal extraordinario. No es improvisación; es planeación con visión de continuidad.

Y aquí conviene decirlo sin rodeos;  si Mónica Villarreal le saca provecho al Presupuesto 2026 que ella y su equipo han armado, si mantiene el ritmo de obra, la disciplina financiera y la gestión federal que hoy exhibe, terminará de afianzarse en la silla del poder municipal como ya lo ha hecho en varios frentes.

Que se cuiden todos y todas. La alcaldesa tiene trayectoria hecha, incluso desde mucho antes de algunos “adelantaditos” que hoy levantan la mano sin haber puesto un solo metro de pavimento. Y si en los próximos meses comienzan a verla mencionada en la lista de la sucesión a la grande, que nadie se sorprenda. En política, cuando la obra camina y el presupuesto responde, el poder —tarde o temprano— también avanza.

davidcastellanost@hotmail.com

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