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¿China está en Asia?, me pregunta el pequeño de 7 años mientras termina su cereal sentado junto a mí.  Parece que me ha leído el pensamiento: meditaba justo en ese instante respecto a cierto loco que gobierna una nación de por allá, de cómo tiene al mundo en jaque con sus pruebas nucleares, y de si no sería posible acaso buscarle una mujer como aquella heroína del Antiguo Testamento que acabó con el tirano y el sometimiento de su pueblo yendo a conquistarlo con su encanto y una supuesta sumisión sólo para cercenarle en esa misma noche de su borrachera, antes de que la tocara a ella, la cabeza.  O si a lo mejor con el puro hecho de tener mujer, una más bonita, el déspota gordo aquel no se vuelve más feliz y deja de joder, que a lo mejor lo que le falta es algo de buen sexo (esto último lo acabo de pensar).

¿No me habías dicho que venía de Corea?, le pregunto a mi hijo cuando me dice: «En mi escuela entró un niño que viene de China y casi no habla, sólo sabe decir ‘hola’… la otra vez pasé frente a su salón y la maestra que era mi maestra en primero les dijo ‘Buenos días’, y él nada más le hizo así con la mano».  Entonces me acuerdo de Christopher, mi sobrino, quien justamente el 9 de septiembre de 2016 tuvo su primer día de  clases en la High School de la localidad del noreste de Estados Unidos a donde llegó apenas un mes y medio atrás.  Acá, en Tampico, su mamá había hecho el intento de inscribirlo en el único bachillerato tecnológico donde le dijeron que aún había espacio, el CETIS 22, pero no fue así: que estaba «saturado», le aclararon en ese plantel, el mismo donde este año, hace un mes, una madre de familia «quemó» a la institución delante de la alcaldesa, que estaba aquel día de visita, señalando al área administrativa de no querer admitirle a su hija, aún siendo alumna, por la falta de una parte del pago que correspondía a la reinscripción.  Mas no fue la falta de lugar donde estudiar precisamente, sino más bien el colapso de su sector laboral lo que hizo emigrar a la mamá de Christopher llevándoselo con ella.  Allá, en Nueva Inglaterra, el adolescente becado desde primaria por sus buenos promedios en escuelas públicas logró ser admitido en el grado equivalente al primero de preparatoria, y a él y otros estudiantes de origen latinoamericano (uno puertorriqueño y otro ecuatoriano) les asignaron una clase especial para el aprendizaje del idioma inglés.  Y, ya en el nivel medio superior, mi sobrino sigue estudiando en escuelas públicas, aunque sea en otro país.

Es la misma patria donde el primer martes de este mexicano mes fue aprobada en el respectivo Congreso, y por mayoría, la moción, que ahora es ley, para no solamente retirarles el apoyo, sino también su inmunidad a los hijos de inmigrantes indocumentados que llevan años haciendo sus estudios allá, un porcentaje importante de ellos incluso ya de nivel universitario, en vías de graduarse o de hecho con el título profesional a cuestas.  Y con tal medida, la eliminación del DACA a esos jóvenes, adolescentes y niños conocidos como «dreamers», comenzará el proceso de deportación hacia sus naciones de origen.  La mitad o más tendría que ser enviada a México, según las estadísticas.  Las protestas no se han hecho esperar, pero de momento el decreto legal promovido por el presidente Donald Trump está ya respaldado por los legisladores, y en consecuencia debe ser cumplido.  La pregunta es: ¿hay en México infraestructura y sistema educativo adecuado como para recibir a los jóvenes connacionales y darles cabida en la escuela pública, cuando ni siquiera se puede garantizar lo mismo a aquellos que nunca han sido llevados fuera de este país…?

Las grandes oleadas migratorias de la especie humana, tanto como la naturaleza nómada del hombre y la mujer en lo individual, están basadas, sin duda, en la búsqueda incansable de esa tierra prometida que trasciende a la Sagrada Escritura, y que bien puede ser llamada, hoy en día: el sueño americano… o parisino… o del emirato… o queretano… o de la Riviera Maya… o…

Opinión

Obra pública que se pisa… y poder que se construye

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La obra pública no se presume, se camina. Y en Tampico, al cierre de 2025, el Gobierno municipal parece haber entendido esa lógica con puntualidad quirúrgica. Un paquete extraordinario de obras que ronda los 196 millones de pesos, traducido en al menos 70 procesos licitatorios en ejecución, no es un dato menor.

El secretario de Obras Públicas, José Rogelio Ontiveros Arredondo, ha sido claro en la transparencia de la información al precisar que los trabajos avanzan conforme al calendario y varias vialidades estarán listas antes del 31 de diciembre. Otras, correctamente, cumplen primero con la introducción del sistema hidrosanitario, ese paso incómodo pero indispensable que durante años fue omitido y que convirtió muchas calles en parches temporales condenados al colapso.

La calle Irak, en la colonia Solidaridad, Voluntad y Trabajo, es más que una obra podríamos considerarla un símbolo. Una zona históricamente castigada por encharcamientos y abandono hoy aparece en la lista de prioridades del cierre de año.

El mensaje político es evidente y lo entienden los tampiqueños, el presupuesto se está convirtiendo en calle, drenaje y concreto, no en discursos. Y lo que sigue no es menor. Ontiveros Arredondo anticipa que 2026 será un año de mayor inyección de recursos para la infraestructura urbana, respaldado por un Presupuesto de Egresos aprobado por el Cabildo que prioriza pavimentaciones, redes hidrosanitarias y modernización vial.

Aquí está el punto fino de todo el asunto. No se trata solo de gastar más, sino de invertir con método, de sostener el ritmo y consolidar lo avanzado. La instrucción de la alcaldesa Mónica Villarreal Anaya ha sido clara: trabajo continuo, coordinación interinstitucional y arranque de año sin pausas. Ese es el tipo de disciplina administrativa que suele marcar la diferencia entre un trienio correcto y uno que deja huella.

Con este paquete de obras, el Gobierno municipal cierra 2025 con resultados tangibles, a partir de este periodo decembrino la política cambia de tono; deja de ser promesa y empieza a ser advertencia de cara a lo que sigue.

En la intimidad… Mientras las retroexcavadoras avanzan en las colonias, en otro plano —menos visible pero igual de decisivo— Mónica Villarreal Anaya mueve piezas en la mesa federal. Esta semana, la Presidenta Municipal sostuvo una reunión de trabajo en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) para gestionar recursos federales extraordinarios que fortalezcan la infraestructura social y turística de Tampico.

Acompañada por la secretaria de Finanzas del Ayuntamiento, Silvia Santamaría Góngora, la alcaldesa dialogó con Fernando Renoir Baca Rivera, Jefe de la Unidad de Coordinación con Entidades Federativas de la SHCP. El encuentro se centró en la presentación de proyectos y estrategias orientadas a atender sectores prioritarios y reducir desigualdades sociales que aún persisten en el municipio.

La alcaldesa fue directa: “Estamos trabajando de manera permanente para atraer recursos que fortalezcan la infraestructura social y turística en Tampico, ampliando las capacidades municipales para la cohesión social y la prosperidad compartida”. Detrás de la frase hay un mensaje político claro: quien no gestiona, se estanca.

Villarreal Anaya subrayó la importancia de llevar proyectos sólidos, viables y con rendición de cuentas, condición indispensable para acceder a esquemas de financiamiento federal extraordinario. No es improvisación; es planeación con visión de continuidad.

Y aquí conviene decirlo sin rodeos;  si Mónica Villarreal le saca provecho al Presupuesto 2026 que ella y su equipo han armado, si mantiene el ritmo de obra, la disciplina financiera y la gestión federal que hoy exhibe, terminará de afianzarse en la silla del poder municipal como ya lo ha hecho en varios frentes.

Que se cuiden todos y todas. La alcaldesa tiene trayectoria hecha, incluso desde mucho antes de algunos “adelantaditos” que hoy levantan la mano sin haber puesto un solo metro de pavimento. Y si en los próximos meses comienzan a verla mencionada en la lista de la sucesión a la grande, que nadie se sorprenda. En política, cuando la obra camina y el presupuesto responde, el poder —tarde o temprano— también avanza.

davidcastellanost@hotmail.com

@dect1608

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Opinión

Dámaso Anaya debe salir de la UAT

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Con estos de la 4T la educación pública suele ser el primer blanco del recorte, la simulación o la inercia burocrática, pero, la Universidad Autónoma de Tamaulipas acaba de colocar un punto y aparte que merece leerse con atención. Como señal política, académica e institucional.

El rector de la UAT, Dámaso Anaya Alvarado, informó un hecho inédito el 100 por ciento de los programas educativos de la Universidad están acreditados en calidad. No es una cifra hueca ni un reconocimiento decorativo. Es, en términos estrictos, la certificación de que toda la oferta académica cumple estándares nacionales y externos de evaluación, pertinencia y actualización ¡histórico!

Conviene recordar el punto de partida. Cuando Anaya asumió la rectoría, la UAT venía de un momento de empuje por recuperar su grandeza, pero, la Universidad tenía 89.9 por ciento de programas acreditados, lo que permitía que 94.4 por ciento de la matrícula cursara estudios reconocidos por su calidad. No era un mal escenario, pero sí uno incompleto. La diferencia entre avanzar y conformarse está, muchas veces, en la decisión política de cerrar brechas.

La apuesta fue clara desde el inicio, acreditación total.  No como consigna, sino como meta medible. En apenas dos años, la administración rectoral impulsó una estrategia integral de evaluación académica, mejora continua y fortalecimiento institucional que involucró a directores, docentes y personal administrativo. Nada se logra en solitario dentro de una universidad de este tamaño.

El propio rector lo ha dicho sin rodeos este avance es uno de los logros más significativos de su gestión. Y lo es porque garantiza algo elemental que suele olvidarse en el discurso educativo todos los estudiantes, sin excepción, cursan hoy programas evaluados, pertinentes y alineados a las exigencias del sector productivo y social.

Hay otro elemento que no debe soslayarse. Este resultado también refleja respaldo institucional y político del Gobierno del Estado. Cuando la educación se asume como eje de transformación y no como trámite administrativo, los resultados suelen aparecer. Aquí no hay milagros,  hay coordinación, seguimiento de indicadores y decisiones sostenidas.

La acreditación al 100 por ciento no es el punto final, pero sí un piso más alto desde el cual exigir más. Más investigación, mayor vinculación, mejores condiciones laborales y un impacto social que trascienda las aulas. En ese sentido, la UAT manda un mensaje claro; el de quiere ser —y competir como— la institución de educación superior más sólida del estado, por eso, Dámaso ya o muy pronto debe tener una encomienda mayor.

En la intimidad… Mientras la educación consolida estándares, Hidalgo, Tamaulipas, se prepara para jugar en otra liga: la del turismo religioso con visión de desarrollo. La inauguración de la Virgen de la Misericordia, una escultura monumental de más de 32 metros en El Chorrito, no es solo un acto de fe; es una estrategia territorial.

Esta obra atraerá a miles de peregrinos, pero también generará empleo, activará economías locales y detonará un desarrollo sostenible. No es un discurso voluntarista. La dependencia elaboró un análisis con base en series históricas y proyecciones reales.

“No es solo una proyección, es la prueba de que, cuando trabajamos unidos y con profesionalismo, convertimos nuestra riqueza cultural y natural en prosperidad real y duradera para todos”, explicó el funcionario. Los números acompañan el optimismo más de 65 mil visitantes estimados al cierre del año.

Las Rutas Cultural y de Naturaleza, acompañadas por este nuevo santuario, apuntan a experiencias auténticas que conectan fe, territorio y comunidad. Hernández Rodríguez lo resumió así: “El futuro del turismo en nuestro estado está despegando como nunca, gracias al impulso del gobernador Américo Villarreal Anaya, con más seguridad, infraestructura, conectividad y servicios”.

La Virgen de la Misericordia se perfila, así, como el nuevo corazón espiritual y turístico del noreste mexicano. Y en el fondo, el mensaje es el mismo que en la Universidad: cuando hay planeación, respaldo y visión, los proyectos dejan de ser promesas y empiezan a ser destino.

davidcastellanost@hotmail.com
@dect1608

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Opinión

Bad Bunny y el cambio de estructuras

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Por: Zaira Rosas
zairosas.22@gmail.com

¿La música es para todos? Se podría decir que sí, mas no es así cuando se trata
de la música en vivo que se capitaliza como experiencias. En los últimos años se
ha visto un auge en la demanda de conciertos, una parte va relacionada con el
encierro que se vivió en la pandemia y la otra con la demanda de experiencias
únicas que representan los conciertos.
En la lógica capitalista las vivencias irrepetibles son más costosas, a mayor poder
adquisitivo, mayor es la exclusividad y el privilegio, incluso se venden paquetes
VIP que hacen que un boleto duplique su valor y otorgue ciertos beneficios o
recuerdos únicos a quien lo adquiere.
Bad Bunny no escapa a esta lógica donde acudir a uno de sus conciertos es un
privilegio en cualquier sentido, partiendo desde la residencia que montó durante
un mes en Puerto Rico, misma que hizo que personas de todo el mundo se
trasladaran para vivir al ritmo de la orquesta lo que significa estar en esta isla.
Sus canciones son sinónimo de ritmos latinos, mueve a las masas, posiciona el
español como lengua y también es un ejemplo de revolución y protesta disfrazada
de popularidad. Los acrónimos en los títulos de sus canciones, las letras
irreverentes e incluso el Sapo Concho, protagonista del último disco, son ejemplos
de que el arte también puede ser una invitación a la protesta y la transformación.
En medio de una lógica capitalista y un sistema que destaca los privilegios el
escenario también es una revolución y así lo demostró el artista con su llegada a
México, donde programó 8 fechas con lleno total donde las secciones tuvieron un
cambio gracias a sus nuevas estructuras. Idealmente quienes pagan más tienen
de cerca al artista, pero en esta ocasión trajo la famosa “casita” a una nueva
sección, la más accesible donde democratiza este privilegio para más personas.
De inmediato los comentarios no se hicieron esperar, hubo quejas e inconformidad
por parte de quienes habían pagado el doble para ver a su artista “más cerca” y
ahora quienes adquirieron un boleto general pueden también disfrutar de esta
experiencia masiva. Lo anterior solo demuestra una lucha constante que prevalece
en medio de sistemas capitalistas, funciona para algunos, para otros no porque
incrementa las desigualdades, pero mientras tanto el Boricua más famoso del
momento nos recuerda que en ocasiones las narrativas pueden ser más
equilibradas y justas con una mayoría.
Su música masivamente popular, no solo consta de una buena combinación de
ritmos y grandes colaboraciones artísticas, tampoco se encuentra en un punto de
popularidad sin esfuerzo, el punto actual de Bad Bunny es el resultado de

innovación, creatividad, pero también vinculación social, tiene clara su meta,
cuáles son los dolores que carga la gente y cómo su fama es un punto
fundamental para marcar la diferencia en el entorno, desde 2020 es uno de los
artistas más escuchados en el mundo, aún en países como Estados Unidos donde
no predomina el español, él sigue posicionando el idioma en nuevos puntos de
consumo.
Tampoco es casualidad su incursión en películas del Hollywood donde representa
un punto de atracción para públicos latinos, pero también un contrapeso ante
ideologías de poder que buscan que predomine lo blanco y destinan a personas
latinas el mismo rol constantemente.
Bad Bunny no elimina la lógica capitalista del espectáculo, acudir a cualquier
sección de sus conciertos es en sí un privilegio, los boletos más baratos tenían un
costo mayor a mil pesos. Sin embargo, sí introduce fisuras que obligan a
replantear privilegios normalizados. Tal vez ahí radica la potencia de su propuesta:
usar la popularidad, los números y la atención masiva para incomodar, para
recordarnos que el arte no solo entretiene, también puede redistribuir miradas,
espacios y experiencias, sus cambios de estructura son también una muestra de
que el entretenimiento puede impulsar cambios que resuenen más allá de un
concierto.

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Opinión

¡Peeescaaado fritoooo!!!!

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La reconstrucción del sector rural tamaulipeco avanza, aunque muchas veces pasa desapercibida entre el ruido político y las urgencias cotidianas. En la Presa La Loba, en el municipio de Jiménez, el Gobierno del Estado activó una de esas acciones que parecen pequeñas, pero que sostienen el futuro productivo de comunidades enteras. Ocho mil alevines de tilapia fueron liberados en este cuerpo de agua como parte del Programa P042 Política para el Desarrollo del Sector Rural.

El secretario de Desarrollo Rural, Pesca y Acuacultura, Antonio Varela Flores, encabezó la jornada junto a la alcaldesa Corina Esther Garza Arreola. Ahí, con la participación activa de habitantes de los ejidos La Independencia y La Esperanza, se confirmó que el desarrollo rural no se decreta, se trabaja en campo y con la gente. La presencia del subsecretario Jorge de Jesús Montagner Mendoza y de autoridades municipales fortaleció el mensaje institucional: este es un proyecto que involucra a todos los niveles de gobierno y a las comunidades.

Varela Flores lo explicó con claridad. La liberación de alevines busca restaurar ecosistemas acuícolas, multiplicar las oportunidades productivas y asegurar alimentos frescos y nutritivos para las familias de la región. Esta es la ruta que ha marcado la administración de Américo Villarreal Anaya: recuperar los cuerpos de agua, impulsar la economía local y sembrar condiciones que garanticen continuidad a la actividad pesquera. Más allá del acto formal, se trata de devolverle vida a un territorio golpeado por la sequía y por la falta de atención histórica.

Estas acciones toman sentido cuando se observan desde una visión integral. El campo tamaulipeco necesita políticas públicas que eleven la productividad, protejan los recursos naturales y mejoren la calidad de vida de quienes dependen del trabajo rural. Varela Flores insiste en que el objetivo es construir un campo más próspero, dinámico y sostenible. No es una frase aislada; es la ruta que se ha trazado y que, al menos en este caso, se está ejecutando.

En la intimidad…Mientras la agenda rural avanza tierra adentro, en Tampico la administración municipal trabaja en otro tipo de recuperación: la de la imagen urbana. La alcaldesa Mónica Villarreal Anaya ha instruido una estrategia de conservación, mantenimiento, iluminación y embellecimiento que ya se refleja en varios puntos de la ciudad.

Un ejemplo reciente es el reemplazo de 115 palmeras en los camellones de la avenida Hidalgo. Las anteriores habían sido afectadas por una plaga y fueron sustituidas por nuevas especies para mantener la armonía visual de una de las avenidas más transitadas y emblemáticas. La intención es clara: que la ciudad luzca mejor y que esa mejora sea permanente.

En la misma vialidad se instalaron antirreflejantes en un tramo de 720 metros del puente deprimido. Los dispositivos, ahora en color verde y con material reflejante, refuerzan la seguridad vial y modernizan la señalización. A la par, el festival Renace continúa expandiendo su propuesta de arte urbano en colonias como Fovissste y Elías Piña, proyecto que ya se replica en la barda del Aeropuerto de Tampico con autorización del grupo OMA.

El mural incluirá diseños artísticos y una sección dedicada al próximo Mundial de Futbol. Parte del embellecimiento urbano, como los motivos tének en el paso a desnivel y el distribuidor vial, fue financiado con recursos del estacionamiento subterráneo municipal, destinados precisamente a fortalecer la imagen turística de la ciudad.

A esto se suma la sustitución de cerca de 350 lámparas en distintos sectores, una respuesta directa a los reportes ciudadanos que llegan a través del nuevo sistema de atención municipal. Villarreal Anaya asegura que los cambios se están reflejando y que su administración continuará impulsando acciones que eleven la calidad de vida de la población.

Tampico avanza, silencioso pero constante, hacia una imagen urbana más digna y un entorno más funcional. Una ciudad renovada toma forma, y la ciudadanía comienza a notarlo.

davidcastellanost@hotmail.com

@dect1608

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