El tren del mame es eso que se hace viral en las redes sociales y que termina reproduciéndose de forma descontrolada. Pero no se trata de cualquier cosa, no cualquier tema tiene este efecto en las redes sociales; en realidad una noticia se llega a considerar de esta forma cuando se sale de control y se comienza a viralizar, pero de forma ridícula, cuando se empieza a caricaturizar.
En los últimos años han surgido muchos temas que se han considerado parte del tren, pero en el último medio año se nos vino encima una ola imparable. Bien sabemos que los mexicanos tenemos esa fama de que todo lo malo lo tomamos con gracia. Pero tal parece que nos gusta también llegar a los extremos. Para el usuario común de redes como Facebook, es casi inevitable escapar de la moda cibernética que acapara la atención y que se hace presente en forma de videos, gifs y los tan famosos memes, esas imágenes llenas de bromas para todos los gustos, humor ligero, negro, sarcasmo e ironía.
A las últimas fechas los más sonados, no sólo en México, porque traspasaron fronteras (ojalá así fuéramos de efectivos para las ciencias o las artes), fueron los personajes de Lady Wuuu, Rubi, Plaqueta y el nuevo hit: La Mars. Que no son más que personajes irrelevantes; en los dos primero casos se trata de dos personas que saltaron a la fama por cosas tan simples como un grito y una invitación abierta a todo el que quisiera asistir a unos XV años. De ellos cabe resaltar que tuvieron más de 5 minutos de fama, incluso a Lady Wuuu se le regaló un carro de agencia por hacer el ridículo y divertir a millones de internautas. Rubi por su parte tuvo la fiesta de XV años más descomunal de la que se tenga memoria, con miles de invitados todo se salió de control y siendo frustrante para la quinceañera. Y es que estos dos personajes formaron parte de un circo que trascendió más allá de las redes sociales, pues hasta las televisoras les brindaron un espacio, para eso del rating, fueron carne de cañón, los payasos de crucero que sirvieron de distracción a cambio de unos minutos al aire, para que al final todos los depreciarán porque ellos eran parte de un culto a la ignorancia, cuando en realidad sólo resultaron ser víctimas de las circunstancias.
Por otro lado Plaqueta y La Mars, aunque también forman parte del tren del mame, van en un vagón aparte, Tamara (nombre real de Plaqueta) saltó a la fama por una demanda de acoso callejero, para muchos una exageración, para otros el principio de un cambio importante. Y bueno… La Mars, es una niña de 16 años que se hizo famosa por grabar un live donde expuso sus argumentos del porqué va a dejar la preparatoria, pues esta pequeña “rebelde” alega que está harta del sistema escolar en el que vivimos, cuando pertenece a una preparatoria privada (UVM), no pasó mucho tiempo para que se hiciera famosa por este video, pues fue expuesta ante la mayoría como una niña berrinchuda que no sabe lo que quiere y que está sirviendo de mala influencia para los chicos de su generación. Estas dos mujeres se han convertido en tema viral porque ambas representan problemas sociales que se viven día a día, que ellas sean realmente inteligentes ya es otra cosa.
Estos ejemplos se han convertido en parte del día a día de todos los que usamos redes, aun a nuestro pesar somos parte de este fenómeno. Pues parece que en México es más importante subirnos al tren que enfocarnos en los verdaderos problemas. De todas formas nosotros no podemos hacer nada para cambiar las cosas, por eso mejor nos reímos de lo que podamos.
Aunque lo más lamentable de todo esto es quizás el meme más popular de todo México. ¿Alguna pista? Pues nuestro mayor meme, el que mejor nos ha salido que tiene años de darnos material para reír, es nuestro Sr, Presidente Enrique Peña Nieto… Es justo aquí que deberíamos de pararnos a pensar: ¿Qué tan mal estamos que el principal personaje de la nación es el más caricaturizado? ¿Esto cómo nos deja a nosotros como mexicanos?
Este asunto de reírnos de nuestras desgracias se nos está saliendo de las manos, pues ya todo lo queremos solucionar con memes, o momos, como se les está diciendo actualmente, porque eso sí, somos muy ocurrentes y evolucionamos de la misma forma en que lo hace el lenguaje.