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Cuando digo que a la mayoría de los mexicanos no nos gusta pensar, mis amigos me regañan hasta ponerme como palo de gallinero. Nadie dijo que iba haber Ley seca, pero tampoco ningún ente gubernamental estaba capacitado para aclarar la situación.

El pasado 30 de marzo, el Gobierno de la República, declaró Emergencia Sanitaria Nacional por la pandemia del Covid-19. Esto obligó al Consejo de Salubridad General, lanzar un acuerdo de medidas extraordinarias entre las que se destacaron suspender las actividades no esenciales en los sectores público, privado y social; claro, con la finalidad de mitigar la expansión del virus y evitar más fallecimientos a lo largo y ancho del territorio nacional.

Entonces hasta cierto punto una “pereza” social cognitiva, nos llevó a decir que habría Ley seca, y entonces surgieron las compras desmedidas de los bebedores sociales, la desesperación de los empresarios de bares y restaurantes, al punto que tuvieron que salir los gobernantes a desmentir este asunto. Digo Ley seca de “closet” porque es, pero no es.

Si bien es cierto que hay gobernadores muy al pendiente del comportamiento del Covid-19 y por consiguiente sus decisiones han sido muy acertadas, al grado de ir hasta dos semanas adelantadas a las disposiciones del Gobierno Federal; esto no significa que todo esté bajo control en México. Por ejemplo, a penas un par de días atrás, se indicó a los mandatarios que cerraran los destinos de sol y playa, de recreación como parques y balnearios; en el sur de Tamaulipas, la Playa de Miramar ya había sido clausurada para evitar propiamente la propagación. La decisión la tomaron el alcalde de Ciudad Madero, Adrián Oseguera y el gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca; generó aceptación entre los pobladores la visión protectora de ambos políticos.

Ahora que se dictó el Acuerdo de medidas extraordinarias para frenar las actividades no primarias del país por el bien de la salud pública, el pueblo sabio quiere que papá gobierno le diga qué es lo que pueden y no pueden hacer; están a la espera de que les clausuren, les multen o suspendan sus licencias.

Por ejemplo, la producción de cerveza, no es una actividad prioritaria, esto significa que tarde o temprano habrá escasez del producto, pues las empresas cerveceras dejarán de distribuirla. Los restaurantes, no son clausurados hasta el momento por ser del giro alimentario, pero tampoco significa que deberán estar operando a puertas abiertas, deben dedicarse a ofrecer un servicio solo para llevar, no se engañen. Qué decir del sector hotelero, sí, aunque se lea lastimoso, los hoteles que si bien robustecen la industria sin chimeneas, son netamente centros de aglutinamiento social; con la excepción de aquellos que alberguen a trabajadores o personal involucrados en el combate a la pandemia del Covid-19, tal y como lo explicó el Secretario de Turismo del Gobierno de Tamaulipas, el experimentado Fernando Olivera Rocha, quien fue muy claro en decir que los hoteleros que por alguna situación tengan alojamiento de personal extranjero o foráneo viviendo en sus instalaciones, podrán seguir operando exclusivamente para servicio de estos huéspedes ya registrados, no así, para nuevas reservaciones.

¿Quedó claro? No hay ley seca, solo que pronto se va acabar.

davidcastellanost@hotmail.com
@dect1608

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Opinión

Entre la institucionalidad y la realidad del asfalto

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Tamaulipas conmemora tres años de la creación de su Guardia Estatal, una corporación que —según el gobernador Américo Villarreal Anaya— ha logrado consolidar su presencia en todo el territorio, con mayor formación, capacitación, equipamiento y disciplina. Los resultados, dijo, son visibles en los indicadores de seguridad nacional y en la percepción ciudadana.

Durante la ceremonia cívica celebrada en el complejo estatal de Seguridad Pública, el mandatario aseguró que el trabajo coordinado entre Ejército, Marina, Guardia Nacional y Guardia Estatal ha permitido fortalecer la prevención, la inteligencia y la permanencia de las fuerzas del orden en las regiones más vulnerables de la entidad.

“Trabajamos en inteligencia, trabajamos en prevención y vemos las causas que motivan las conductas delincuenciales para tratarlas de mitigar y evitar”, expuso Villarreal Anaya. Añadió que el trabajo conjunto entre los diferentes cuerpos de seguridad está generando resultados medibles y perceptibles, tanto en los reportes oficiales como en la vida cotidiana de los tamaulipecos.

El gobernador reconoció el esfuerzo de las y los elementos de la Guardia Estatal, cuya presencia, afirmó, ya se percibe en carreteras, zonas urbanas y comunidades donde antes predominaba la ausencia institucional.

Por su parte, el secretario de Seguridad Pública, general Carlos Arturo Pancardo Escudero, informó que el gobierno estatal avanza en la actualización del marco normativo en materia de seguridad pública, en armonía con las disposiciones federales. Destacó que esta reestructuración incluye la transferencia del Secretariado Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública a la Secretaría de Seguridad Pública, medida aprobada por el Congreso y publicada el pasado 4 de noviembre en el Periódico Oficial del Estado.

“Este aniversario es un momento para reafirmar nuestro compromiso con la profesionalización; la Guardia Estatal continúa fortaleciendo sus procesos de formación, capacitación y certificación buscando siempre alinearse a los más altos estándares nacionales e internacionales”, expresó Pancardo Escudero.

Durante la ceremonia se entregaron reconocimientos post mortem a las familias de los oficiales Óscar David Banda Porras, Yener González Hernández y Víctor E. Guillén García, caídos en el cumplimiento de su deber. También se distinguió con un reconocimiento y estímulo económico a Jorge Patricio Ruiz Salas, autor del nuevo himno de la corporación, además de otorgarse ascensos, menciones honoríficas por méritos académicos y deportivos, y nuevo equipo táctico.

El acto concluyó con una ofrenda floral y un minuto de silencio en el Memorial de la Guardia Estatal, en presencia de autoridades estatales, militares y legislativas, entre ellas Tania Contreras López, presidenta del Supremo Tribunal de Justicia; la diputada Eva Reyes, presidenta del Congreso local; el secretario general de Gobierno, Héctor Joel Villegas González; y el diputado Marco Gallegos, presidente de la Comisión de Seguridad Pública.

En la intimidad… Mientras el discurso oficial celebra avances, en el Fraccionamiento La Florida, en Altamira, los vecinos viven otra realidad. El pasado sábado, denunciaron un presunto caso de abuso de autoridad cometido por elementos de la Guardia Estatal, quienes presuntamente golpearon y detuvieron violentamente a un joven de 20 años.

De acuerdo con los testimonios, al menos cuatro patrullas y varias motocicletas irrumpieron en la zona, donde sin aparente motivo agredieron al joven antes de subirlo a una unidad oficial. Marina Cabriales, madre del afectado, relató que su hijo es un trabajador honesto y que la actuación de los agentes fue “prepotente y sin justificación”.

Los vecinos que intentaron grabar los hechos o interceder por el joven también fueron agredidos verbalmente. “Nos amenazaron porque dijimos que iríamos a la mañanera para denunciar públicamente lo que hicieron, incluso mencionamos al gobernador Américo Villarreal, y eso los enfureció más”, contó una vecina.

Según los reportes vecinales, una mujer resultó golpeada y otros habitantes fueron intimidados por los agentes para impedir que registraran la escena.

La comunidad exigió que la Secretaría de Seguridad Pública y las autoridades estatales investiguen y sancionen el actuar de los elementos involucrados. En el papel, la Guardia Estatal cumple tres años de profesionalización; en la calle, los ciudadanos siguen esperando que esa disciplina también se note en el trato.

davidcastellanost@hotmail.com

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Opinión

Tamaulipecos en el Olimpo de la Consultoría Política

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Cuando una campaña logra conectar con el electorado, el reconocimiento suele centrarse en el candidato. Sin embargo, detrás de cada proyecto ganador hay mentes que piensan, diseñan y ejecutan con precisión quirúrgica. En el caso de los Napolitans Victory Awards 2025, los reflectores internacionales apuntaron hacia dos consultores tamaulipecos que rompieron el molde y colocaron el nombre de México en lo más alto: Álvaro Balderas y Erik Nájera.

Ambos fundadores de Solid Media se llevaron tres de las cuatro categorías en disputa en el certamen más prestigioso del mundo en materia de comunicación política, organizado por The Washington Academy of Political Arts & Sciences (WAPAS). Su talento fue reconocido en Excelencia en un Esfuerzo Digital/Tecnológico, Tecnología del Año Aplicada a la Política y Campaña del Año: Movilización de Bases/Campaña de Tierra/Activismo. Tres galardones que no solo confirman su liderazgo, sino también su capacidad para competir al nivel de las grandes firmas globales.

Balderas y Nájera pertenecen a una nueva generación de estrategas que entienden que las victorias electorales no se alcanzan con intuiciones ni discursos, sino con información, análisis y tecnología aplicada. Desde Tamaulipas han desarrollado sistemas propios capaces de medir comportamientos electorales en tiempo real, optimizar la comunicación política y potenciar la movilización ciudadana.

La dupla viajó a Washington, D.C., para representar a México con una propuesta profesional que combina creatividad con rigor técnico. Lo suyo no fue casualidad ni golpe de suerte: detrás hay años de trabajo, innovación constante y un entendimiento profundo del entorno político nacional. Los Napolitans —el equivalente al Oscar de la consultoría política— no se otorgan a promesas, sino a resultados.

El éxito de Solid Media es la evidencia de que la política contemporánea puede profesionalizarse y evolucionar sin perder el sentido ético ni ciudadano. Balderas y Nájera demuestran que, desde el norte del país, también se construyen modelos competitivos y metodologías que marcan tendencia en América Latina.

“Desde Tamaulipas demostramos que sí se puede innovar y competir con lo mejor del mundo”, dijo recientemente Álvaro Balderas, CEO de Solid Media. La frase resume una visión moderna y pragmática: hacer política con inteligencia, comunicar con precisión y construir confianza a partir de la verdad.

El reconocimiento internacional es, en sí mismo, un punto de inflexión para la industria mexicana de la consultoría política. Con estos premios, Balderas y Nájera no solo consolidan su reputación, sino que abren una puerta para que más talento nacional irrumpa en el mapa global de la estrategia electoral.

En la intimidad… La pistola con la que presuntamente asesinaron a Carlos Manzo fue identificada preliminarmente como una Beretta modelo 92, calibre 9 mm. La Fiscalía de Michoacán deberá esclarecer si perteneció a alguna corporación militar o de las fuerzas federales.

De acuerdo con la Fiscalía General de Justicia del Estado, el arma ya fue asegurada, pero el hallazgo plantea una línea de investigación relevante: determinar si esa pistola pertenece o perteneció a una institución oficial. De ser así, se abriría un nuevo capítulo sobre el posible tráfico interno de armamento o la complicidad de estructuras oficiales con grupos criminales.

Los peritos en balística deberán garantizar la cadena de custodia, restaurar el número de serie —que habría sido borrado— y cotejar los datos con los registros de armas de las fuerzas policiales y militares. Ese proceso permitirá vincular los hallazgos con el expediente del homicidio del alcalde de Uruapan

El hecho de que el arma pudiera tener un origen institucional pone en duda los mecanismos de control y resguardo de armamento del Estado, más de seis años después del inicio de la llamada Cuarta Transformación.

El seguimiento del caso debe realizarse con absoluta transparencia. La ciudadanía de Uruapan y de todo el país necesita certeza sobre si ese crimen se cometió con recursos del Estado o si el arma fue desviada de una corporación oficial. El país no soporta más silencios ni simulaciones en torno a la violencia política.

davidcastellanost@hotmail.com

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Opinión

El precio de una paz equívoca y desigual

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Por: Zaira Rosas
zairosas.22@gmail.com

Las imágenes de las favelas de Río de Janeiro tomadas desde el aire son tan potentes como dolorosas: techos de lámina, calles estrechas, humo, y el eco de los disparos que dejaron más de sesenta personas muertas en una sola jornada.
Una nueva masacre, una más en el largo historial de “operativos” que prometen devolver la seguridad, pero terminan repitiendo el mismo guion: cuerpos caídos en los márgenes, comunidades heridas y una justicia que nunca llega.
La reciente incursión en los complejos del Alemão y da Penha involucró a más de dos mil quinientos agentes. El objetivo oficial era desmantelar redes del narcotráfico, pero los resultados recuerdan más a una guerra interna que a una acción de seguridad pública. En Brasil, estas operaciones han sido justificadas por años como “necesarias”, aunque en la práctica se convierten en castigos colectivos sobre los más pobres. Y esa tendencia no es ajena a la región.
En gran parte de América Latina, la promesa de “recuperar la seguridad” se ha convertido en una excusa para normalizar la violencia institucional. Desde las favelas de Río hasta los barrios populares de San Salvador, el patrón se repite: políticas que priorizan el control y el miedo, mientras relegan la inversión social, la educación y las oportunidades. Lo que se presenta como una estrategia de orden, muchas veces encubre la renuncia del Estado a garantizar derechos de manera integral.
Cuando la policía entra disparando a zonas donde el Estado nunca llegó con escuelas o centros de salud, el mensaje es claro: para algunos, la presencia del Estado solo se manifiesta a través del uso de la fuerza. El problema no es la búsqueda de seguridad, sino el tipo de seguridad que estamos construyendo. Una seguridad entendida como eliminación del otro, no como construcción de comunidad.
Esta construcción ya se vio antes en las comunas de Colombia y hoy décadas después los estragos aún son palpables, recordando que la violencia nunca será el camino y la construcción de paz es una urgencia necesaria pero de nada sirve si esta se obtiene mediante la violencia y el uso constante de armas.
Las consecuencias en derechos humanos son profundas. Las familias viven bajo un miedo permanente; los jóvenes crecen estigmatizados por el solo hecho de nacer donde nacieron; y las mujeres, que cargan con la reconstrucción cotidiana tras cada operativo, quedan invisibles en las estadísticas.
Cada muerte sin investigación, cada detención arbitraria, cada allanamiento sin orden judicial erosiona no sólo la ley, sino la confianza colectiva.
El Salvador es el otro espejo. Su régimen de excepción ha sido presentado como un “modelo de éxito” por la reducción de homicidios, pero detrás de las cifras hay más de ochenta mil detenciones, miles de denuncias por tortura, muertes bajo custodia y un retroceso preocupante en libertades básicas. No hay democracia que pueda sostenerse si la paz se construye sobre el miedo.
México debería mirar con atención estos ejemplos antes de repetirlos. La tentación de militarizar la seguridad o de asumir que el fin justifica los medios siempre aparece en contextos de desesperación. Pero una política que sacrifica derechos en nombre de la paz, termina tarde o temprano, sacrificando también la paz misma.
El país necesita estrategias integrales que vayan más allá de la fuerza: inversión en comunidades, fortalecimiento policial civil, programas de reinserción que contemplen también la justicia restaurativa, transparencia judicial y, sobre todo, una visión de seguridad centrada en las personas, no en los territorios
conquistados.
La verdadera seguridad se mide no por el número de arrestos o de operativos exitosos, sino por la cantidad de vidas que logra preservar.
Mirar a las favelas brasileñas no debería servir para señalar con distancia, sino para anticipar lo que puede ocurrir cuando la desigualdad se combina con la impunidad y la política renuncia al diálogo. Que esa masacre nos recuerde que cada operativo que olvida los derechos humanos no es una victoria contra el crimen, sino una derrota del Estado.

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Erosión en Tamaulipas 

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A tres años del gobierno de Américo Villarreal Anaya, los tamaulipecos esperaban que el compromiso de “servir con honor, lealtad e irrestricta conducta” se reflejara en los 43 municipios. Pero la realidad es otra. La podredumbre burocrática se extiende como humedad en paredes viejas, sin distinción de siglas ni colores, desde los despachos estatales hasta las oficinas municipales. En Tamaulipas, al servicio público todavía hay quien lo ve como sinónimo de conveniencia personal y desdén ciudadano.  

En Ciudad Madero, el ejemplo es claro y bochornoso. Erasmo González Robledo, quien podría presumir -sin duda- el currículum más sólido entre los alcaldes en funciones, carga ya con una reputación tambaleante. Su gobierno es un escenario donde la autoridad se evapora, la investidura se pisotea y la disciplina institucional parece un recuerdo remoto.  

El caso de la directora de Deportes, Jade Yáñez Rodríguez, expone sin matices el verdadero rostro de la administración maderense; para ella, es más importante acudir al foro: “Diálogos sobre la Reforma Electoral», que seguir atendiendo las necesidades de la sociedad deportiva maderense, ya que este jueves simplemente abandonó su encomienda como funcionaria municipal   

La joven Jade, volvió a dejar claro que la dirección que encabeza le sirve como título, no como responsabilidad. Mientras los espacios deportivos agonizan en abandono y la juventud maderense espera resultados, así, Yáñez busca reflectores en foros de alcance federal, moviéndose bajo una agenda que nada tiene que ver con el gobierno local.  

El mensaje es evidente: en el Ayuntamiento de Madero, las ausencias no se sancionan, se aplauden. Lo grave no es solo su protagonismo fuera del marco institucional, sino la impunidad con que actúa, como si el proyecto municipal fuese accesorio, prescindible. Cada aparición pública suya, ajena a la investidura que debiera representar, es una bofetada a la autoridad del “alcalde”, pero que digo al alcalde, a los maderneses.

Erasmo González Robledo vuelve a quedar en calidad de figura decorativa. Sus colaboradores no solo se ausentan, sino que lo hacen públicamente, exhibiendo con quién están y a quién obedecen. Lo de Jade Yáñez no es un error, es una elección. Su compromiso no está en el gobierno municipal, sino en los intereses de un andamiaje político vinculado al poderoso sindicato petrolero.  

Así se entienden los proyectos truncos, las obras que no aterrizan y la desconfianza creciente de los ciudadanos. Un alcalde que soñó con trascender, que fue capaz de reunir en la campaña a Dios con el diablo para llegar a la presidencia, hoy observa cómo su gobierno se diluye entre neófitos y oportunistas.  

En la intimidad… Mientras en Madero la investidura se degrada, hay servidores públicos que aún entienden el valor de la institucionalidad. Tania Gisela Contreras López, presidenta del Supremo Tribunal de Justicia de Tamaulipas, ofreció una lección de altura política y de madurez democrática.  

Durante su participación en el foro convocado en el Gimnasio Multidisciplinario de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, en Tampico, mostró respeto por la pluralidad y el equilibrio entre poderes. En un gesto que muchos pasaron por alto, distinguió a la bancada opositora en el Congreso del Estado, representada por el diputado tampiqueño Pepe Schekaiban, y dio su lugar al sector empresarial, reconociendo su importancia en el desarrollo sostenido de Tamaulipas, pese a que en los últimos años ese sector ha sido representado por figuras ciegas, mudas y sordas.  

Tania tuvo una convocatoria plural e inédita. Reunió a líderes sindicales, estudiantiles y académicos, entre ellos a la doctora Elda Ruth De Los Reyes Villarreal, una de las figuras universitarias más queridas del sur de Tamaulipas.  

En sus propias palabras: “Fue un espacio plural para compartir ideas y construir juntos una democracia más participativa y cercana a la gente. Coincidimos en que el diálogo siempre es el camino para avanzar”.  

Una frase sencilla, pero cargada de contenido. Una lección para quienes creen que gobernar se trata de figurar, y no de servir. Porque mientras unos se fugan detrás de los reflectores, otros, desde la sobriedad institucional, siguen recordando que la política —cuando se hace bien— aún puede dignificar.

davidcastellanost@hotmail.com

@dect1608

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